Más de 50 años después del último alunizaje, el ser humano podría volver a pisar la Luna antes de que acabe la década. Al menos, esa es la intención de Estados Unidos con el programa Artemis, la iniciativa actual de la NASA junto a otras agencias y socios internacionales. Si todo va bien, en la misión Artemis III, prevista para 2026 o 2027, los astronautas visitarán el polo sur lunar, una región rica en hielo de agua. En la misión Artemis II, que tendría lugar a finales de este año, los astronautas solo viajarán alrededor de la Luna.

Con el programa Artemis, Estados Unidos busca establecer una presencia sostenible en la Luna, creando distintos tipos de infraestructuras relacionadas con los hábitats, la movilidad y la energía. Otro de los objetivos es construir la estación espacial Gateway, que orbitará el satélite como punto de apoyo para las diversas misiones. Además, el programa Artemis es una especie de “prueba” para un proyecto más ambicioso: alcanzar Marte. Todas las tecnologías utilizadas durante las misiones a la Luna servirían de referencia para enviar humanos al planeta rojo.

No obstante, Estados Unidos no es el único país con la mirada puesta en la Luna. Corea del Sur también quiere establecer una base allí en los próximos 20 años. Y parece que China tampoco se quiere quedar atrás. Acaba de probar su cohete más potente hasta la fecha, con una potencia de empuje suficiente como para llegar al satélite de la Tierra. Puede que acabe superando incluso a Estados Unidos en su objetivo.

El objetivo de China es crear una base lunar en 2035

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China acaba de completar con éxito una prueba crucial de su cohete Long March-10 (Gran Marcha-10), acercando al país a su objetivo de alunizar cinco astronautas chinos para 2030. La primera etapa de la prueba tuvo lugar en la isla de Hainan (puesto espacial costero del país), equipada con siete motores YF-100K. Se encendió durante 30 segundos, generando aproximadamente 900 toneladas de empujesegún los informes.

 

La prueba proporcionó los suficientes datos como para demostrar la viabilidad del concepto y ayudar a mejorar las futuras versiones del cohete. “La prueba confirmó que los motores podían funcionar sincronizados tanto en condiciones normales como de alta potencia y proporcionó un conjunto completo de datos”, afirmó la Agencia Espacial Tripulada de China.

Al parecer, el Gran Marcha-10 es más potente que cualquier otro cohete usado por China anteriormente, con aproximadamente el triple de empuje que el actual Gran Marcha-5. Con una altura de 92 metros, cuanto esté completamente ensamblado, tendrá 21 motores funcionando simultáneamente: siete en el núcleo y siete en cada uno de sus dos propulsores.

El desarrollo del cohete empezó en 2017 y se basa en años y años de investigación sobre motores de cohetes líquidos. Se afirma que el cohete puede enviar 27 toneladas (aproximadamente la masa de una casa pequeña) hacia la Luna. Para 2035, China querría construir en el polo sur una base lunar llamada Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS).