Que levante la mano quién esté harto de tener la mesita de noche junto a la cama repleta de cargadores y cables. Cada vez tenemos más dispositivos que necesitan recargas prácticamente diarias: el smartphone, el reloj inteligente, los auriculares Bluetooth, la tableta y el ordenador portátil, entre otros. Estar pendiente de la batería que le queda a cada uno de ellos puede ser algo complicado a veces, por lo que no resulta extraño despertarnos alguna mañana y encontrarnos que uno de los AirPods de Apple está sin carga.

La obsesión de los fabricantes por adelgazar cada vez más sus productos electrónicos les impide colocar baterías de mayor tamaño. Si bien hay ultrabooks a la venta en el mercado que prometen hasta 30 horas de autonomía, el verdadero problema lo encontramos en gadgets más compactos, como los teléfonos móviles y smartwatches.

Muchos soñamos con que aparezcan dispositivos con baterías lo suficientemente grandes como para aguantar sin pasar por el cargador durante varios días. O que, al menos, no se degraden sustancialmente con el paso del tiempo, ya que es uno de los elementos que más desgaste sufre. No parece probable que suceda, pero una estudiante descubrió por accidente la manera de diseñar una batería de estas características.

200 mil ciclos de carga en tres meses sin apenas degradarse. Es el futuro de las baterías

La estudiante de doctorado Mya Le Thai, de la Universidad de California en Irvine, encontró la manera de diseñar una batería que no se descarga después de cientos de años de uso. El hallazgo lo descubrió por accidente, mientras simplemente experimentaba en el laboratorio de la universidad.

Al usar un nanocable de oro en un gel electrolito en lugar de litio, se dio cuenta de que una batería podía soportar 200 mil ciclos de carga y perder solamente el 5 % de su capacidad. Según este concepto, sería posible desarrollar una batería recargable con una duración de hasta 400 años. De llevarse a cabo, los ordenadores portátiles y teléfonos inteligentes tendrían vidas útiles mucho más largas, y habría menos baterías de iones de litio acumuladas en los vertederos.

Los investigadores que experimentaban con nanocables para su posible uso en baterías descubrieron que, con el tiempo, se descomponían y agrietaban tras múltiples ciclos de carga. Por capricho, Thai recubrió un conjunto de nanocables de oro con dióxido de manganeso y un gel electrolito similar al plexiglás.

La duración de la batería promedio de un ordenador portátil dura entre 300 y 500 ciclos de carga. La nanobatería desarrollada en la Universidad de California en Irvine sobrevivió 200 mil ciclos de carga en tres meses. Esto significa que la batería de un ultrabook podría extenderse en unos 400 años. Si bien parece imposible que un dispositivo electrónico dure tanto tiempo, al menos los usuarios cambiarían de equipo por otros motivos no relacionados con la autonomía.

Aunque se trata de un descubrimiento sorprendente, tiene su parte negativa: la cantidad de nanocables de oro necesaria para crear baterías de este tipo incrementaría considerablemente los precios. La solución pasaría por emplear níquel, para que la producción en masa fuera viable. Además, la tecnología todavía se encuentra en una etapa de desarrollo temprana, por lo que tardaría bastante tiempo en llegar al mercado comercial.