La diabetes es un problema serio: sólo en España, hay más de seis millones de personas diagnosticadas de este conjunto de dolencias derivadas de elevados niveles de glucosa en sangre que pueden provocar graves complicaciones y hasta fatales desenlaces si no se controlan mediante análisis constantes, se tratan con inyecciones de insulina y se previenen con un estilo de vida saludable. Ahora, diferentes grupos de investigadores han desarrollado sistemas que permiten llevar estos controles al día de maneras mucho más cómodas para el enfermo que las habituales hasta hace nada.

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Extracción de sangre

Tradicionalmente, la manera más frecuente de realizar los controles era mediante pequeños pinchazos en los dedos que permitían extraer pequeñas cantidades de sangre que se analizaban después con tiras reactivas, pero en los últimos años han aparecido otros métodos que no obligan a extraer sangre al enfermo constantemente. Algunos de ellos emplean agujas y otros, los más novedosos, incluyen sensores que se implantan en el cuerpo del paciente, pero todos tienen una desventaja: su duración es limitada. Eso, ahora, va a cambiar, porque en Corea del Sur se acaba de presentar un nuevo sensor que utiliza ondas electromagnéticas, se implanta bajo la piel y registra cualquier cambio en el fluido intersticial, que es el líquido que llena los espacios que rodean a las células. El sistema (se han diseñado otros parecidos pero con sensores sobre la piel) es el primero de su tipo que se coloca subcutáneamente.

Pruebas con animales

El nuevo dispositivo se ha probado ya en perros y cerdos y se ha comprobado que funciona durante largos periodos de tiempo (se probó durante 52 horas). Los resultados de los análisis se pueden visualizar mediante una aplicación móvil y, tras los ensayos, sus promotores lo consideran una alternativa idónea para los métodos actuales de control. Con todo, su comercialización está todavía lejos: para poder aplicarlo, hay que desarrollar implantes biocompatibles que no generen rechazo.