Se supone que será a partir de 2026, en concreto en mayo de ese año, a instancias de Irlanda y, en principio, con efectos sólo en ese país. Es un cambio legislativo que, si finalmente entra en vigor, obligará a todos los elaboradores de bebidas alcohólicas –incluido el vino- a incluir advertencias sanitarias en las etiquetas de las botellas.

Vino blanco anton mislawsky
 

Estupor en el sector vitivinícola

El sector vitivinícola –crucial para economías como la española, la italiana o la francesa- ve la propuesta con estupor. Consideran que implicaría igualar el vino a productos como el tabaco y, con ello, se alejaría a muchos consumidores de un producto con virtudes antioxidantes y que genera hasta beneficios cardiovasculares si se consume moderadamente. Con todo, la mayor preocupación es que el caso de Irlanda sea sólo el prólogo de una norma general que tendría consecuencias : desde las bodegas se entiende que el etiquetado que planteó Irlanda y ha aceptado la UE restará popularidad al vino, reducirá su consumo al estigmatizarlo al poner el acento en sus efectos adversos y contraindicaciones. También se lamenta que vaya a fragmentar el mercado único.

¿Tabacalización?

Desde el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas habla directamente de “tabacalización” del vino y lamenta que, por ejemplo, se plantee hacer hincapié en la vinculación del consumo de alcohol a enfermedades hepáticas y cánceres y no se hable del consumo responsable.

En las etiquetas deberá figurar el porcentaje de alcohol sobre los gramos contenidos en la botella y la cantidad de calorías. Un pictograma advertirá a las embarazadas sobre las contraindicaciones de la ingesta de bebidas alcohólicas y, también, se incluirá una dirección web para resolver dudas. Desde la Federación Española del Vino y el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas, se ha presentado ya una queja contra Irlanda por la iniciativa. La UE tiene doce meses para resolverla.