La Tierra ha superado un nuevo límite para una existencia segura, ya que los océanos son más ácidos que nunca. Es la principal conclusión del documento Revisión de la salud planetaria 2025, publicado por el Planetary Boundaries Science Lab de l'Institut de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam (PIK), que alerta que se ha superado por primera vez el límite de acidificación oceánica y que ahora está en una "zona de peligro". Así, ya se han sobrepasado siete de los nueve límites planetarios considerados "críticos".
Los siete límites infringidos son los siguientes: el cambio climático, la integridad de la biosfera, el cambio en el uso del suelo, el uso de agua dulce, los flujos bioquímicos, las entidades novedosas y, ahora, la acidificación oceánica. Todos estos límites reflejan tendencias que "están empeorando", y solo dos permanecen en lo que se considera "zona segura": la degradación del ozono y la carga de aerosoles. El director del PIK, Johan Rockström, ha lamentado que "más de tres cuartas partes de los sistemas de apoyo vital de la Tierra no se encuentran en una zona segura", mientras que "la humanidad está yendo más allá de los límites de un espacio operativo seguro, aumentando el riesgo de desestabilizar el planeta". "Para volver a un espacio operativo seguro, necesitamos un cambio transformador, soluciones exponenciales que puedan escalar de manera rápida, a gran magnitud y con velocidad".
Los efectos de la acidificación oceánica
Respecto a la acidificación oceánica, el informe indica que el cambio ha sido impulsado "principalmente por la crema de combustibles fósiles y agravado por la deforestación y el cambio en el uso del suelo, que está degradando la capacidad de los océanos para actuar como estabilizadores del planeta". Eso implica que los ecosistemas marinos ya sufren los efectos, y los corales de aguas frías, los arrecifes tropicales y la vida marina del Ártico están especialmente en riesgo a medida que la acidificación se extiende e intensifica.
Levke Caesar, colíder del Planetary Boundaries Science Lab, ha dicho que el océano "se está volviendo más ácido, los niveles de oxígeno están bajando y las olas de calor marinas están aumentando", hecho que genera "una enorme presión sobre un sistema vital para estabilizar las condiciones en el planeta". "Esta intensificación de la acidificación se debe principalmente a las emisiones de combustibles fósiles, y junto con el calentamiento y la desoxigenación, afecta a todo el mundo, desde la pesca costera hasta el océano abierto. Las consecuencias se propagan, impactando la seguridad alimentaria, la estabilidad climática global y el bienestar humano", ha señalado. Según Caesar, "estamos casi en la cima de la zona de peligro —justo antes de la línea roja— y nos estamos acercando cada vez más a la zona de alto riesgo". "Nuestro planeta todavía se mantiene unido pero yo diría que la ventana para volver al espacio verde, en el espacio operativo seguro, se está cerrando rápidamente", ha añadido.
¿Cómo se puede revertir la situación?
Hace falta saber que los nueve límites mencionados forman el sistema operativo de la Tierra, es decir, los procesos interconectados de apoyo vital que tienen que permanecer dentro de límites seguros para mantener a la humanidad segura. Los científicos supervisan los límites mediante medidas clave, como signos vitales en una revisión médica, para seguir el estado del planeta y los hallazgos detectados apuntan a un "deterioro acelerado y un riesgo creciente de cambios irreversibles, que incluyen una mayor probabilidad de puntos de inflexión". Solo dos límites permanecen dentro de los márgenes seguros: la carga de aerosoles (o contaminación del aire) y la capa de ozono. Décadas de acción internacional, como el Protocolo de Montreal, muestran que la política puede revertir la situación. Ahora bien, tanto al Asia del Sur como del Este, y partes del África y de la América Latina, todavía se enfrentan a altos niveles de contaminación peligrosa por partículas.
El hecho es que "se está presenciando un declive generalizado en la salud de nuestro planeta", y eso "no es un desenlace inevitable". "La reducción de la contaminación por aerosoles y la recuperación de la capa de ozono demuestran que es posible cambiar la dirección del desarrollo global", dice Rockström, que añade que "si el diagnóstico es grave, la ventana de cura sigue abierta". "El fracaso no es inevitable, es una elección. Una elección que se tiene que evitar y se puede evitar", concluye.