El gobierno italiano de Mario Draghi ha impuesto una nueva medida energética que ha levantado mucha polvareda. Se trata de la "Operación Termostato", una norma que regula la temperatura del aire acondicionado de los edificios públicos del país. En concreto, a partir de este mes de mayo la temperatura de los aparatos no podrá estar a menos de 27 grados. Eso afecta escuelas, institutos, universidades, ayuntamientos, centros cívicos u oficinas públicas, entre otros, con la única excepción de los hospitales. Por el contrario, en invierno, la calefacción no podrá tener una temperatura superior a los 19 grados. De esta manera, el ejecutivo prevé ahorrar entre 2.000 y 4.000 millones de metros cúbicos de gas ante la amenaza rusa.

 

La medida no ha estado exenta de polémica, ya que buena parte de la población y algunos expertos apuntan que no son temperaturas adecuadas para pasar una jornada laboral entera y que podría ser perjudicial para la salud. Según el Estatuto del Trabajador de Italia, en los lugares de trabajo cerrados, la temperatura tiene que oscilar entre 17ºC en invierno y 27ºC en verano para trabajos sedentarios y entre 14ºC y 25ºC para trabajos ligeros. Por lo tanto, aunque la Operación Termostato está dentro de la legalidad, los sindicatos están en pie de guerra, ya que aseguran que la sensación térmica podría ser de muchos más (y muchos menos) grados, lo que haría que las condiciones de los trabajadores fueran "nefastas" y, en conseqüència, bajaría el rendimiento laboral.

El gobierno ya ha avanzado que se podría ampliar a los hogares y que también podría ir acompañada de otras medidas como limitar las farolas encendidas en la calle o la luz de las zonas comunes de los edificios. El Ministerio de Trabajo será quien velará por su cumplimiento con multas que pueden ir desde los 500 a los 3.000 euros.

¿Qué harán el resto de países?

La medida tiene el objetivo de reducir el consumo de gas, ya que el año pasado Italia importó unos 30.000 millones de metros cúbicos de Rusia, que representan más del 40% del consumo. Ahora, ante las amenazas por la guerra de Ucrania, Draghi ha optado por la prudencia y la reducción. La grande pregunta en estos momentos es si otros países europeos seguirán los pasos de los italianos. De hecho, en España la temperatura ya está regulada en casi todos los edificios públicos: 21 grados de calefacción y no menos de 26 al aire acondicionado.