Las presas políticas y sociales de la Trinitat en el tardofranquismo salen del olvido
César Lorenzo y Carlota Falgueras radiografían la represión y la lucha de mujeres en el primer libro de la prisión Trinitat
Mayte Piulachs Foto: Irene Vilà Capafons Barcelona. Domingo, 1 de junio de 2025. 05:30 Tiempo de lectura: 12 minutos
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Sacar del olvido a las mujeres que padecieron un espacio tan asfixiante, moralizador y represor como fue la primera prisión construida exclusivamente para mujeres en el tardofranquismo en Cataluya, en unos descampados del barrio de la Trinitat Vella de Barcelona. Los historiadores César Lorenzo Rubio (1978) y Carlota Falgueras Marsal (1950) han conseguido este objetivo en el libro Trinitat. La prisión de mujeres ignorada (1963-1983). Iniciaron la investigación el año 2020, que tuvieron que parar por la pandemia y que después pudieron continuar con las consultas en archivos y entrevistas a las protagonistas. Carles Vallejo, presidente de la asociación de presos políticos, les propuso que lo editara el Memorial Democrático. Dicho y Hecho. Incluso, de las cuarenta entrevistas realizadas, la mayoría fueron grabadas en vídeo, por Sergi Salamé, y se pueden consultar en el Banco Audiovisual de Testimonios del Memorial Democrático de la Generalitat de Catalunya.
Lorenzo, doctor en Historia por la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Estudios sobre la Historia de la Prisión y las Instituciones Punitivas (GEHPIP), al hacer su tesi doctoral conoció a Falgueras, profesora de historia ahora jubilada, porque fue una activista del movimiento estudiantil y de "la generación TOP", es decir, los que pasaron por el Tribunal de Orden Público (TOP). Fue detenida dos veces, la primera cuando tenía 18 años, durante la manifestación del 1 de mayo de 1969, y estubo un mes y tres semana encerrada en la prisión de la Trinitat. Los dos han hecho un equipo profesional y humano para dar voz a estas mujeres olvidadas por la historia y la sociedad, que, poco a poco, es recuperada en los últimos años. Han escrito el primer libro sobre la prisión de la Trinitat y radiografían una Barcelona oscura, "que no solo era la Guache Divine", manifiesta Lorenzo. Han hecho varias presentaciones del libro, y la próxima la acogerá la Sociedad Catalana de Estudios Jurídicos, el próximo 19 de junio, con la presentación de Pilar Rebaque Mas, una de las protagonistas del libro y presa política de la Trinitat.
Portada del libro 'Trinitat. La presó de mujeres ignorada (1963 1983)' / Foto: Irene Vilà Capafons
En una conversación con ElNacional.cat, Lorenzo y Falgueras nos explican su exhausitiva investigación, reflexiones y un descubrimiento de las Cruzadas Evangélicas, instituto secular católico encargado de la gestión de la prisión de la Trinitat.
Han titulado el primer libro sobre la primera prisión de mujeres de Barcelona:Trinitat. La prisión de mujeres ignorada (1963-1983) ¿Porque ignorada?
César Lorenzo (CL): Porque se ha hecho investigación y difusión, mucha, sobre la Modelo, que es la gran prisión de Barcelona, y también de la prisión de Les Corts, aunque no exista físicamente, pero de la Trinitat no se había hecho prácticamente nada. Nosotros, reivindicamos la Trinitat, físicamente, como espacio de reclusión, y también el periodo, que es un periodo el tardofranquismo, que por circunstancias diversas -porque no tiene la carga simbólica de la posguerra, sus habitantes forzosas todavía están vivas y otras razones- no se ha estudiado.
Carlota Falgueras (CF): La asociación de personas expresas políticas llaman este periodo la generación TOP porque somos personas, en este caso mujeres, que han pasado por el Tribunal de Orden Público, que coincide en el tiempo que funcionó la prisión de la Trinitat, y que es nuestra investigación.
¿Y el resultado?
CL: Ha sido muy meritorio. Hemos puesto negro sobre blanco de cuántas mujeres estuvieron, como estuvieron. Quién eran las mujeres que estaban a cargo de estas reclusas y, que eso es importante. Y por primera vez se ponen nombres y apellidos, no solo a las mujeres que estuvieron, sinó a las responsables y toda la historia de la prisión, que estaba por hacer.
¿Cuántas mujeres pasaron por la prisión de la Trinitat?
CL: Por la prisión de la Trinitat a lo largo de los veinte años de funcionamiento pasaron en torno a 8.300 mujeres diferentes. Hay que calar delgaducho. Hubo unos 9.300 ingresos, pero algunas repitieron. La mayoría eran presas comunes o sociales, y una minoría presos políticos.
Por la prisión de la Trinitat pasaron unas 8.300 mujeres en los veinte años que estuvo funcionando
¿Las presas sociales y políticas son víctimas de la represión franquista?
CL: Consideramos que las mujeres presas políticas no son víctimas porque la palabra víctima tiene una carga de indefensión, que no es el caso de las políticas ya que ellas eran conscientes de porque militaban y porque se arriesgaban a ir a la prisión, aunque eran muy jóvenes. En el caso de los presas comunes podemos considerarlas víctimas en tanto en cuanto fueron forzadas, empujadas al delito por unas circunstancias sociales muy desfavorables, como la pobreza extrema, maltratos familiares, violencia de género, abortos forzados. Las mujeres de la prostitución venían de un entorno muy marginal. Y muchas de las que fueron recluidas en los años 80 por tráfico de drogas, en muchos casos también eran consumidoras. El contexto social que provenían era de mucha miseria.
CF: Nosotras, las presas políticas, decíamos que las comunas eran presas sociales porque eran fruto de la sociedad machista, racista y clasista y por eso estaban allí. No es un concepto que nos hemos inventado ahora.
Las mujeres presas políticas no son víctimas porque la palabra víctima tiene una carga de indefensión, que no es el caso de las políticas ya que ellas eran conscientes de porque militaban
El historiador y coautor del libro de la Trinitat, César Lorenzo, durante la entrevista / Foto: Irene Vilà Capafons
Las presas políticas, decíamos que las comunas eran presas sociales porque eran fruto de la sociedad machista, racista y clasista y por eso estaban allí.
Se ha tardado años a explicar las vivencias de las presas políticas. ¿Se ha escondido?
CF: Esconder, esconder, no. Es cierto, que tenías un cierto pudor. A vecespensabas 'bueno, lo que me pasó a mí fue poca cosa' visto que otras tuvieron penas mucho mayores, torturas en comisaría, como las chicas del PCI y del FRAP.
Usted fue detenida en una manifestación en Barcelona contra el incremento de precios de los transportes públicos en 1969. ¿Qué recuerda?
CF: Me cogieron dos veces. En la primera tenía 18 años y no me cogió la Brigada Político-Social, sino la Guardia Civil, y por eso no me llevaron a la comissaria de Via Laietana, sino a uno cuartel de la Guardia Civil. Todo es un poco diferente. Y lo que hicieron es paternalismo conmigo: 'ay pobrecitas, tan jovencitas. Os han enredado...' Pero, éramos bien conscientes. Nos detuvieron a tres, que éramos muy jóvenes. Estuvimos un día y medio en comisaría, pero después fuimos directas a la prisión de la Trinitat, donde estuve un mes y tres semanas.
¿Qué implicó para usted esta primera detención?
CF: A mí personalmente y a la otra que cogieron conmigo, Margarita Arboix, salimos más convencidas y más guerreras todavía. Recuerdo que mi padre, que estaba muy en contra, me vino a buscar a la puerta de la prisión, y me dijo: 'Júrame que no volverás nunca más' y le contesté: 'no, no te lo juro porque tengo muy claro lo que hago, estoy convencida.'
También hay una cosa importante, y se ha hablado poco, que es toda la repercusión de la problemática familiar, que en algunos casos hemos tenido. Hay algunas que no porque las familias ya eran familias republicanas y de izquierdas, pero había otras que eran familias de derechas. Mi padre era de derechas y mi madre también, se volvió de izquierdas a partir que me cogieron a mí.
Mi padre, que era de derechas, al salir de la prisión, me dijo: 'Júrame que no volverás nunca más' y le contesté: 'no, tengo claro lo que hago'
La activista y coautora del libro de la Trinitat, Carlota Falgueras / Foto: Irene Vilà Capafons
La voz de las mujeres ha tardado en escucharse. Las torturadas de Via Laietana, las de la prisión de la Trinitat...
CL: Sí. En general, la revisión del antifranquismo, igual que otros aspectos de la sociedad, es una visión más bien marcada por el patriarcado. Es decir, los hombres luchaban y las mujeres hacían la comida para los hombres. Eso, no es cierto. El porcentaje de militancia de las mujeres era más bajo, sin embargo, tuvieron un papel fundamental y también pasaron por comisaría y la prisión. En este libro ponemos cifras y nombres a esta militancia. Elaboramos uno lista de delitos por las cuales estuvieron presas, tanto en el caso de las políticas como las comunas. Dejamos patente que la militancia dentro del movimiento obrero, estudiantil, vecinal también fue cuestión de las mujeres. En comparación con la posguerra, donde tuvieron que afrontar penas de 15 años de prisión, eso puede parecer más fuerte. Han pasado años, pero el movimiento feminista también sufrió represión y las mujeres también formaron parte de este movimiento contra la represión.
CF: Hay muchas mujeres, quizás también hombres, pero no tanto, que las mujeres han tenido que esconderlo un poco, de cara al trabajo. Eras mal vista o sospechosa. Y por otra lado, también pensabas que no valía la pena explicar tu experiencia. En algunas entrevistas que hemos hecho, nos han dicho que era la primera vez que hablaban así de claro, y delante de la cámara. No lo habían explicado durante muchos años, ni a sus hijos.
La revisión del antifranquismo es una visión más bien marcada por el patriarcado. Es decir, los hombres luchaban y las mujeres hacían la comida por los hombres. Eso, no es cierto.
¿Porque algunas mujeres no han explicado sus vivencias de represión hasta ahora?
CF: Está el caso de una maestra, que explicó que no había dicho nada porque no quería que las familias supieran que había sido represaliada. Ella pasó uno o dos año en la prisión.
CL: Se tienen que dar muchas explicaciones que quizás había mujeres que no querían dar. Sobre todo las que se implicaron en grupos más minoritarios, o que participaron en acciones armadas. Claro, la perspectiva de 1974 no es la misma que la del año 2024. Y explicar que habías puesto un artefacto explosivo contra un cuartel de la policía, cuesta de explicar a una generación posterior. Y de otras mujeres, quizás pensaban: 'Comparado con Miguel Núñez que lo colgaron de las muñecas durante días en comisaría, lo mío no ha sido nada'. Pero sí que lo fue.
En el libro, evidenciad las dificultades que han tenido, como también denuncian a otros historiadores, al acceder a los archivos. Y el compromiso de no tener que revelar datos personales.
CL: En general, el acceso a los archivos está muy vetado de todo lo que sea menos de 50 años de antigüedad. Después de muchas peticiones, conseguí acceder al fondo de la prisión de la Trinitat, pero con el compromiso de no revelar datos personales ni datos que pudieran identificar individualmente a las mujeres. Así, en el libro no salen datos de presas comunes, pero en el caso de las presas políticas, han salido en los medios de comunicación y ellas lo han querido. Si que hemos publicado los nombres directores de la prisión de la Trinitat, porque salía al BOE. Y de la directora de las Cruzadas Evangelicas, María Luisa Lequerica, que también era público.
CF: Esta era el terror. La cruzada mayor.
¿Porque la gestión de la prisión de la Trinitat se concede a las Cruzadas Evangèlicas?
CL: El universo penitenciario franquista se basa en gran medida en el hecho religioso. En la posguerra es clarísimo, la expiación de los pecados más que la redención del delito. Es una mezcla entre el derecho penal y la expiación de los pecados. Eso se mantiene durante toda la dictadura, aunque va perdiendo peso. Sin embargo, en los años 60 las instituciones religiosas todavía tienen un peso muy importante en el sistema penal. Las Cruzadas es una institución que se crea en la posguerra, que se le encarga el trato con reclusas y reclusos y mantiene la gestión de varios centros penitenciarios durante los años 40. En el año 63 se le encarga la prisión de la Trinitat hasta el 1978.
Sus métodos son anacrónicos y rechazados por la sociedad y, en un contexto de cambio, como es la Transición, el director general de Prisiones, cuando llega a Barcelona, visita la prisión, en mayo del 78,y se encuentra en una situación dantesca. También había muchas manifestaciones en la calle y se ve forzado a cambiarlo. Y las Cruzadas, como no quieren canviar sus métodos, se marchan. Y hubo unas semanas de autogestión de la prisión por parte de las presas. Y después vinieron las funcionarias. El 25 de julio hay un concierto en el patio de la prisión, que es muy recordado, como un hecho muy significativo cuando tocaron Maria del Mar Bonet, Elisa Serna, Rosa León. Fue muy significativo comparado con la atmósfera viciada, cerrada, moralizante, castigadora de meses atrás. Fue un hito.
Taller de la prisión de la Trinitat. /Foto: ANC- Fondo Pilar Aymerich (1978)
¿Carlota, cuál era su día a día en la prisión de la Trinitat?
CF: Era muy aburrido. Estábamos en una habitación encerradas, no podíamos salir por el resto de la prisión. No podíamos ir a los talleres, ni al comedor, comíamos en la habitación. Éramos entre tres y siete. Había dos habitaciones de políticas y tampoco nos podíamos juntar. Nosotros estabamos en la habitación de las políticas estudiantes y las otras eran las de las obreras. Nos comunicábamos con una escoba, picando hacia arriba, o cantábamos por la ventana. Bajaban un cordel con una cajitade cerillas y dentro poníamos papelitos diciendo: 'Ha entrado tal' o cosas así. Una vez al día nos llevaban al patío, unos veinte minutos. Venía la cruzada a buscarnos y nos acompañaba. En mi época, una vez al día, también venía una cruzada y nos llevaba a una salita donde había una tele, nos llevaban por la tarde, cuando daban el programa infantil. El diario, lo censuraban.
¿Y hablar en catalán?
CF: No. Cuando veían las visitas, la familia, en el locutorio teníamos que hablar castellano, y había una cruzada que nos vigilaba. Las cartas, también en castellano.
¿Intentaron adoctrinarlas o las presionaron?
CF: Lo intentaban, pero nosotras no nos le dejábamos.
CL: A las políticas seguramente que no, pero a las comunas, les hacían chantaje con los hijos.
¿Y sufrieron maltratos?
CF: No. Sin embargo, la presa gitana nos explicó que una vez una cruzada le pegó porque su hijo lloraba y quería irle a dar el pecho y no le dejaron ni ver a la criatura.
CL: Los maltratos físicos eran más propios de comisaría. En la prisión de la Trinitat había un ambiente de mucha represión psicológica. Las mujeres que pasaron, como las periodistas que fueron en 1978 y tomaron testimonios de las mujeres que había encerradas, recuerdan mucha presión psicológica. E incluso creían que les ponían bromuro en la comida para que estuvieran más decaídas.
En la prisión de la Trinitat había un ambiente de mucha represión psicológica. (...) E incluso creían que les ponían bromuro en la comida para que estuvieran más decaídas.
César, usted descubrió un hecho insólito de las Cruzadas Evangélicas. ¿Qué es?
CL: Sí. Las Cruzadas Evangélicas es una institución religiosa que todavía está en funcionamiento. El año 78 las echan de la Trinitat, el año 1979 aparecen como propietarias de un inmueble en Cerdanyola del Vallès, a quince kilómetros de la Trinitat. Lo que hacen es ofrecerlos al Ministerio de Justicia para tutelar chicas del Tribunal Tutelar de Menores. El mismo ministerio que las había echado de la prisión, aprueba que hagan este servicio y les paga. Y la Generalitat de Catalunya cuando asume las competencias de Atención a la Infancia el año 1981, también accepta este proveedor de servicios. El Instituto Secular Cruzada Evangélica es un proveedor de la Generalitat desde el año 1981 hasta el año 2021! Durante 40 años ha prestado este servicio, primer como centro tutelar de menores y después como CRAE. Está en los archivos de la Ciutat de la Justícia y en los de Cerdanyola.
¡El Instituto Secular Cruzada Evangélica ha sido proveedor de la Generalitat desde el año 1981 hasta el año 2021! En la tutela de menores
¿Hasta el año 2021?
CF: Para ser justos hay que decir que una de las entrevistadas nos avisó de que las cruzadas estaban en Cerdanyola. Y primero, no nos lo creímos.
CL: Sí. Después de encontrar la documentación, hice una primera petición de información pública. Y me confirmaron que efectivamente las Cruzades constaban como proveedoras de servicios hasta el 2021. Y, en el 2021 no es que las echa la Generalitat revisando su pasado, no, no es que voluntariamente cesó el servicio. En una segunda petición de información pública y pregunté si era el único centro y si la Generalitat sabía su origen. Y la respuesta fue: 'Gestionó otro centro', sin más datos. Y no había conocimiento de irregularidades. La cruzada mayor, Lequerica, trabajó en Cerdanyola hasta el año 1994, que se jubiló. Por la prisión de la Trinitat pasaron una veintena de cruzadas, algunas eran licenciadas en magisterio, una enfermera, y algunas fueron a Cerdanyola.
CF: La enfermera Isabel protegía al médico, que era un tocón increíble. Cuando nos hacía la revisión médica, nos ponía detrás de la pantalla de los rayos X, nos magreaba de arriba abajo. Y cuando nos quejábamos Isabel decía: 'Ay, No se quejen. Que es muy buen médico'.
¿Qué refleja su investigación?
CL: Es un libro que sitúa la prisión y todo lo que representa en el tiempo y en el espacio. Es una historia de Barcelona también. El año 60 es la Gauche divine, pero también era esto. Las centenares de mujeres detenidas en el barrio viejo en redadas de la prostitución y portadas a la prisión. Hay más de 500 que son extranjeras o, simplemente que no tenían papeles, y eran expulsadas, en trenes a Portbou. Hay muchas realidades bajo el amparo del desarrollismo. Son las luchas estudiantiles, pero también es la de una Barcelona sórdida, de estas mujeres que huyen de los pueblos de origen porque los padres no las pueden mantener, van al servicio domestico, y algunas acaban hurtando a los dueños, o son expulsadas porque quedan embarazadas de los amos.
CF: También hay las mujeres acusadas por el delito de abandono del hogar. Que en realidad son mujeres maltratadas, víctimas de violencia de género. El hombre la denunciaba y perseguían a las mujeres.
El Departament de Justicia tiene previsto cerrar el centro abierto de hombres que hay en la prisión de la Trinitat en abril del 2026. El Ayuntamiento de Barcelona en la nueva reurbanización de la zona, inicialmente quiere echar al suelo la prisión de la Trinitat. ¿Hay que conservarla, como piden la asociación Trinitat Uneix?
CL: El edificio no tiene valor arquitectónico, pero sí que para el barrio tiene un valor simbólico, memorial y emotivo, y para las personas que estuvieron. Parece que hay la propuesta de mantener la fachada, y no tendría ningún coste.
CF: Sí es lo que defiende la asociación de los vecinos. Todos los grupos feministas, que el año que viene celebra el aniversario de la primera jornada feminista, también lo reivindica. Se reivindica un espacio de memoria en la prisión de la Trinitat porque las primeras manifestaciones feministas estuvieron allí, en favor del aborto y contra la Cruzadas.
También se reivindica un espacio de memoria en la prisión de la Trinitat porque las primeras manifestaciones feministas estuvieron allí
Y de prisión de mujeres se convirtió en prisión de jóvenes.
CL: Sí. Cuando las mujeres fueron a la prisión de Wad-Ras no fue para mejorar, sino para dejar lugar a los jóvenes. Otra vez la sumisión de las mujeres respecto a los hombres. La prisión Modelo estaba llena, tenía graves conflictos, era la época de la heroína, y tenían que esponjar la Modelo. Y pusieron a los jóvenes del a Modelo en la Trinitat y las mujeres en Wad-Ras, que era el antiguo reformatorio, que se cae a trozos, y continúa igual cuarenta años después.
¿Así, en el sistema penitenciario las mujeres también siguen siendo las grandes olvidadas?
CF: Sí, las eternas olvidadas.
CL: Y tanto.
Lorenzo y Falgueras, durante la entrevista. / Foto: Irene Vilà Capafons