La 11ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco para el Control del Tabaco (COP11), que se celebra estos días en Ginebra, ha quedado envuelta en polémica tras las denuncias de que Dinamarca —con el apoyo de la Comisión Europea— estaría intentando introducir discretamente un texto que permitiría a los países prohibir los vapers y las bolsas de nicotina en toda la Unión Europea. La acusación ha sido difundida por organizaciones como Clearing the Air y Pouch Patrol, que aseguran haber tenido acceso a documentos filtrados de las negociaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La controversia surge apenas una semana después de que los Estados miembros de la UE acordaran una posición común para la COP11: no pedir prohibiciones globales sobre productos de nicotina de menor riesgo, como los cigarrillos electrónicos o las bolsas de nicotina. Esa postura buscaba mantener una línea regulatoria diferenciada entre el tabaco combustible —responsable del grueso de las enfermedades asociadas al tabaquismo— y las alternativas sin combustión utilizadas por fumadores adultos que no dejan el cigarrillo.
Un giro inesperado en las negociaciones
Según los informes publicados, la delegación danesa estaría defendiendo ahora un texto que permitiría a los gobiernos “prohibir o restringir severamente la fabricación, importación, venta y uso” de estos productos. La iniciativa se alinearía con países de perfil abiertamente prohibicionista, como Brasil, que también ha pedido a la OMS un rechazo frontal a las políticas de reducción del daño.
El cambio ha generado alarma entre asociaciones de consumidores y organizaciones defensoras de la reducción del riesgo, que advierten que este giro se estaría produciendo sin un mandato democrático claro de los Estados miembros.
Michael Landl, director de la World Vapers’ Alliance, calificó la maniobra como “un escándalo absoluto”. A su juicio, “la Comisión Europea y Dinamarca no tienen mandato para pedir nuevas prohibiciones. Están traicionando sus compromisos, ignorando la ciencia y atacando a millones de europeos que utilizan vapers y bolsas para dejar de fumar”.
Suecia, un actor clave en el debate
Otra pieza del rompecabezas la aporta un informe de Pouch Patrol, centrado en Suecia. El país es considerado un referente mundial en reducción del daño gracias al uso histórico de productos sin combustión como el snus, y es el que registra la tasa de fumadores más baja de la Unión Europea.
Pouch Patrol señala, sin embargo, que la delegación sueca en la COP11 incluiría funcionarios que en el pasado han defendido restricciones severas sobre las bolsas de nicotina, pese a que el Parlamento sueco ha apostado por una regulación estricta pero no prohibicionista. El temor de algunas organizaciones es que, si Suecia no defiende de forma firme su posición, Dinamarca podría ganar terreno dentro de la representación europea.
¿Qué implicaciones tiene para los usuarios adultos?
Las asociaciones recuerdan que una prohibición de estas alternativas no eliminaría la nicotina del mercado: solo retiraría las opciones de menor riesgo mientras los cigarrillos —el producto más dañino— seguirían a la venta. También alertan de que las negociaciones se están produciendo sin presencia de consumidores ni exfumadores que han recurrido a estas alternativas para dejar atrás el tabaco combustión.
“Si las alternativas te han ayudado a alejarte del humo, es comprensible que te preocupe que ahora se las trate como el enemigo”, señala Pouch Patrol.
Llamamientos a la transparencia y a una regulación equilibrada
Tanto World Vapers’ Alliance como Pouch Patrol insisten en que las decisiones sobre estos productos deberían tomarse con transparencia, con evidencia científica y mediante procesos democráticos abiertos, no a puerta cerrada. Defienden que los países deben apostar por regulaciones estrictas —como límites de edad, estándares de calidad, controles de marketing e información precisa para los adultos— pero no por prohibiciones generales que podrían empujar a muchos usuarios de vuelta al cigarrillo tradicional.