Cae uno de los principales grupos de ladrones de autopistas. Robaban a turistas en las áreas de servicio, primero, pero poco a poco se fueron volviendo agresivos y entraban en los coches a robar aunque los propietarios estubieran dentro.
Hay nueve detenidos con 300 antecedentes a los que se les se acusa de 55 robos en las autopistas. Los Mossos detuvieron a cinco personas en el barrio de Sant Cosme del Prat de Llobregat, tres en Constantí y una en Badalona.
El objetivo principal del grupo eran los coches de los turistas que se detenían en el área de servicio. Miraban los vehículos aparcados y buscaban equipajes a simple vista y con sus ocupantes el máximo de alejados posible. Los ladrones iban en uno o dos vehículos de gama alta, que buscaban víctimas entre los usuarios de vías rápidas, preferentemente turistas, aprovechando que hacían paradas en áreas de descanso de autopistas.
A finales de verano, el grupo varía la manera de funcionar haciendo robos mucho más agresivos. En uno de los casos intimidaron a dos menores que estaban dentro del coche mientras el padre fue a pagar la gasolina.
Agentes de la Policía de la Generalitat, Mossos d'Esquadra de la Unidad Central de Multireincidentes y de la Unidad Operativa de Movilidad detuvieron el 30 de marzo a nueve personas de nacionalidad española, de edades comprendidas entre los 30 y los 46 años, como presuntos autores de 55 delitos contra el patrimonio, entre robos violentos, robos con fuerza y hurtos, además de tenencia de armas, delitos contra la salud pública, falsificación de moneda y pertenencia a organización criminal.
Hem desarticulat un grup criminal especialitzat en robatoris en àrees de servei d'autopistes pic.twitter.com/aAAbwUZ9Lg
— Mossos. Generalidad (@mossoscat) 6 de abril de 2016
Esta escalada en la violencia derivó en otras acciones como tirones a turistas en áreas de servicio en el momento que se disponían a subir a un autocar. Los arrestados se acercaban con el coche para estirar el bolso de mano y llegaron, en algunos casos, a arrastrar unos metros a algunas mujeres que lo llevaban cruzado al cuello.
Una vez consumados los robos, los ladrones no dudaban en huir a velocidades superiores a los 280 kilómetros por hora y conducir temerariamente, hecho que ponía en riesgo a los otros usuarios de la vía. En ocasiones salían de las áreas de servicio en dirección contraria, con el peligro que eso suponía. Muchos de los ladrones que conducían los coches no tenían ni el carnet de conducir.
En los casos en que una patrulla policial los detectaba después de haber perpetrado alguno de los robos, intentaban zafarse por todos los medios. En ocasiones llegaron a embestir los vehículos policiales o chocaron con otros conductores.
El grupo se nutría constantemente de nuevos vehículos, siempre de alta gama y de segunda mano, que pagaban en efectivo con los beneficios que obtenían de los robos y que ponían a nombre de testaferros. Una de las características de este grupo criminal es que cambiaban de vehículo a menudo. Los policías llegaron a constatar que su parque móvil estaba integrado por una veintena de vehículos.
En paralelo, el grupo había empezado también otra actividad ilegal: el tráfico de droga.
En los registros policiales, se localizaron seis plantaciones de marihuana en los diferentes domicilios y un total de 100 kilogramos de esta sustancia. También se intervino un arma corta detonadora y dos armas de aire comprimido, tres vehículos, 23 teléfonos móviles, 110 gramos de cocaína, 140 gramos de heroína, balanzas para pesar y utensilios para envolver la sustancia estupefaciente. Los policías localizaron varios objetos robados como ordenadores, tabletas electrónicas, joyas y moneda extranjera.