Gósol vota este domingo si quiere dejar la provincia de Lleida e integrarse en Barcelona. Se trata de la única población del Berguedà que pertenece a la demarcación de Lleida y no a la de Barcelona —simplemente porque el río Torrentsenta, que transcurre por el término municipal, desemboca en el Solsonès—, motivo por el cual este domingo 7 de diciembre se celebra una consulta para conocer la opinión de los vecinos sobre si es necesario cambiar una provincia por la otra, entre las diez de la mañana y las dos del mediodía en el ayuntamiento. La pregunta es sencilla: "¿Estáis de acuerdo en que el municipio de Gósol solicite el cambio de provincia y se integre en la provincia de Barcelona?". Los resultados se harán públicos una vez finalizado el escrutinio, el mismo día, y el consistorio los publicará tanto en el tablón de anuncios municipal como en la aplicación eAgora.
Pueden participar las personas mayores de 16 años empadronadas en el municipio durante este 2025, con una recogida de firmas para las personas no empadronadas. La participación es voluntaria y de carácter consultivo, de manera que solo sirve para conocer la opinión de los vecinos. Según los datos del Idescat, en 2024 había 214 personas censadas en Gósol. Con una superficie de 56,29 kilómetros cuadrados, la densidad de población es de 3,8 habitantes por kilómetro cuadrado. A todo esto hay que sumar que gran parte del pueblo es de segunda residencia, famoso por personajes como Pablo Picasso y mossèn Ballarín
Mirar hacia Berga
En declaraciones a la ACN, el alcalde, Rafel López, defiende que el cambio de provincia es "clave para garantizar el futuro del pueblo", aunque asegura que "respetará completamente" el resultado de las urnas. El problema es que ser el único municipio del Consejo Comarcal del Berguedà que pertenece a la provincia de Lleida es, a juicio de López, una singularidad administrativa que provoca "agravios constantes, falta de oportunidades y dificultades de gestión". Así, el pueblo queda a menudo "fuera de juego" en muchos programas comarcales financiados por la Diputación de Barcelona, con situaciones "surrealistas". "Que haya un plan para evitar incendios en toda la comarca y Gósol quede fuera y no se haga nada. Si hay un incendio, el fuego no entenderá de divisiones provinciales", ha lamentado.
Es por eso que el alcalde defiende que el cambio permitiría mejorar el acceso a recursos, encajar administrativamente con la comarca y garantizar un futuro más estable: "Es la única manera para que Gósol continúe teniendo vida. Con más recursos y un encaje administrativo coherente, podremos mantener los servicios, hacer inversiones y evitar un deterioro progresivo del pueblo". Además, ha recordado que la movilidad del municipio es hacia Berga y hacia el Bages, y que el vínculo social y económico del municipio "siempre ha sido con el Berguedà". "Aquí hablamos de la Patum. Nadie mira hacia Lleida para ir a comprar o para hacer vida cotidiana", subraya.
Además, hay que tener en cuenta que pertenece al partido judicial de Solsona y, eclesiásticamente, depende del Obispado de Urgell. Es decir, que a los vecinos les toca hacer trámites en Lleida, Solsona y La Seu, aunque tienden a ir a Berga y al resto del Berguedà en el día a día. Es por eso que hay vecinos como Maria Àngels Molins que se decanta por votar "sí" a la consulta: "Somos del Berguedà, pero provincia de Lleida. Dependemos del juzgado de Solsona y del Obispado de La Seu. No somos de ninguna parte y tenemos que buscar lo que sea más práctico". "Lleida no tiene las mismas posibilidades que Barcelona, y el pueblo saldrá ganando. Hay que probarlo", añade. También es el caso de Celestino Abrantes, que nació en el Pallars Jussà y que ahora mira hacia Barcelona: "Está más cerca ir hacia Berga que hacia La Seu. Hacia Lleida no vamos nunca. Para ir al hospital de La Seu tenemos una hora y media, en Berga estamos en tres cuartos. Es muy diferente".
Vecinos como Josep Tomàs, exalcalde de Gósol, se decantan más bien por el "no". "Yo ya estoy bien como estoy. Quizás por nostalgia, toda la vida he sido de Lleida y me gusta serlo", argumenta. Hay quienes tememos una subida de impuestos en caso de pasar a Barcelona, pero el alcalde lo niega: "No es cierto. Las diputaciones no gestionan ningún impuesto directo: ni el IBI ni el IRPF cambiarán". Así, insiste en que continuar en Lleida podría tensionar aún más la situación económica del municipio "porque los recursos actuales no permiten equilibrar las balanzas municipales con facilidad". Lo que sí reconoció López cuando se convocó la consulta, hace un mes, es que cambiar de provincia es muy complicado. En caso de que se imponga el "sí", el proceso podría durar cerca de un año y medio, ya que el cambio requiere un informe favorable de la Generalitat y modificar la división provincial, que se aprobó en 1833. Después, el cambio debe ser validado por el Congreso de los Diputados con una ley orgánica. Tanto las diputaciones como el Consejo Comarcal, según el alcalde, se han comprometido a respetar el resultado de la consulta.
