Pantallas sí, pantallas no. Y si sí, en qué medida. Este es uno de los debates candentes alrededor de las aulas en la actualidad, y cada profesor, padre y experto educativo tiene su parecer. Los investigadores en educación indagan en los efectos de introducir pantallas en las actividades diarias de clase, para dar una respuesta con solidez científica ante el debate. El académico Lucas Gortazar, director del área de Educación de EsadeEcPol, ha señalado recientemente en un artículo que los tres territorios del Estado que más tecnología usan en las aulas, el País Vasco, Navarra y Catalunya, son precisamente donde los alumnos más han caído en los resultados de las pruebas PISA durante los últimos diez años. Una caída que en Catalunya ha sido de unos 26 puntos de media en las tres competencias: matemáticas, lengua y ciencias.
El investigador, sustentándose en diversos informes recientes sobre la cuestión, señala que uno de los factores detrás de esta caída puede ser el "uso excesivo de tecnología en el aula" a diario —especialmente en secundaria—, que apunta como "asociado a un empeoramiento de resultados en relación con un uso más moderado e incluso bajo". El académico señala que esto ya habría comenzado a notarse en las pruebas PISA de 2018 y de 2022. En declaraciones a El País este lunes, Gortazar ha aseverado que no se trata de demonizar la tecnología y prohibir su uso en la educación, pero sí apunta a que hace falta investigar mucho más sobre sus efectos en las aulas y avisa que no se puede caer en una implantación "irreflexiva" de pantallas en clase.
Gortazar también apunta en un reciente artículo al hecho de que las pantallas que usan fuera de las aulas, como sus teléfonos móviles, también puedan afectar al rendimiento académico de los chicos. Numerosas investigaciones señalan, de hecho, el efecto negativo que tienen los teléfonos y ciertas redes sociales en la capacidad de atención de las personas y, también, a la hora de reducir la calidad del sueño si usan estas herramientas hasta tarde. Otro posible factor, apunta Gortazar: si no hay una regulación clara en los centros, los alumnos pueden distraerse con sus teléfonos en horas de clase y su rendimiento puede verse perjudicado.
Hasta medio curso de diferencia
Otra investigación al respecto, publicada en 2023, analiza el impacto del uso "excesivo" de las nuevas tecnologías en una veintena de países de la OCDE y concluye que es "negativo". Las autoras, Lucía Gorjón y Ainhoa Osés, sostienen que demasiado uso de las pantallas en las aulas "se asocia a un menor rendimiento académico". Los datos de la investigación llevan a pensar que el uso muy intensivo de las TIC en la escuela provoca un bajo rendimiento académico del alumnado equivalente a aproximadamente medio curso académico, una situación que han advertido en Estonia, Finlandia y España. En este último caso, se advierten de una caída en la prueba de matemáticas de 22,5 puntos respecto a los alumnos que no usan nuevas tecnologías en clase. En este sentido, la responsable del estudio señala al citado diario que ciertas tecnologías pueden llevar a distracciones en las aulas y dificultar el aprendizaje.