El juez de guardia de la localidad de San Bartolomé de Tirajana, en la isla de Gran Canaria, ha enviado a la prisión este viernes a 17 de los 251 ocupantes de la patera que se rescató el pasado 24 de agosto después de que decenas de personas murieran, por su posible implicación en la tragedia que sucedió a bordo de la embarcación, que incluye varias muertes violentas. Los detenidos se enfrentan a la acusación habitual de delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (para favorecer la inmigración irregular al ser los patrones del cayuco), con el añadido en este caso de delitos de lesiones y delitos contra la vida, que probablemente se transformarán en cargos por homicidio dolos o asesinado a medida que vaya avanzando la investigación y se escuche además supervivientes de la tragedia. La cifra de víctimas todavía no está cerrada, pero puede superar el medio centenar e, incluso, aproximarse a las 70 muertes, ya que los testigos aseguran que la embarcación partió hacia las Canarias con "más de 300" ocupantes y algunos hablan de, incluso, 320 personas a bordo.
Este viernes, el magistrado ha tomado declaración, no solo a los 17 detenidos por la policía – 16 senegaleses y un gambiano –, sino que también ha escuchado a cuatro supervivientes del cayuco que han proporcionado al juez, como testigos protegidos, un relato "durísimo" que describe episodios de extrema violencia, con palizas y varias personas tiradas vivas por la borda de la embarcación, según han indicado fuentes judiciales. Se trata de una embarcación de grandes dimensiones que partió con ocupantes procedentes, la mayoría de Gambia y el Senegal, once días antes de ser encontrada a la deriva por uno mercante en el oeste de Dajla, en el Sáhara Occidental, a más de 400 kilómetros al sur de las Canarias. Antes de poner rumbo hacia España, el cayuco estuvo varios días fondeado lejos de la costa, mientras iban llegando en embarcaciones más pequeñas las personas que formarían parte de la expedición hacia Europa, el número de las cuales ya provocó alguna reyerta antes de salir por como de amontonados iban todos.
Personas lanzadas vivas en el mar
En un momento no determinado de la travesía, el motor de la embarcación se rompió, lo cual desató la tragedia, primero en forma de muertes por sed con el paso de los días, pero sobre todo cuando algunos de los migrantes fueron acusados de ser brujos que habían provocado la mala suerte. Los desafortunados que sufrieron esta acusación fueron esposados, apaleados y lanzados vivos en el mar. Esta, sin embargo, no es la primera vez que hechos de este tipo ocurren a la ruta Canaria, ya que el juzgado del Hierro instruye dos casos similares investigados por la Guardia Civil a finales de 2024, en los cuales fueron asesinadas cuatro y ocho personas, respectivamente, también por acusaciones guiadas por el mismo tipo de superstición. En este caso, sin embargo, la violencia fue creciendo con el curso de los días, a medida que se iban agotando el agua y los comestibles y los patrones trataban de imponer su ley, armados con palos y cuchillos, según han relatado los testigos protegidos ante el juez de guardia. Llegado un punto, no solo se tiraba por la borda a los "brujos", sino también a quien saliera en defensa suya o a los que simplemente se quejaban de la penuria del viaje y pedían agua o comida.
La crudeza del relato de los supervivientes sobre estos episodios violentos ha conmocionado incluso a los intérpretes que han traducido sus declaraciones a pesar de tener experiencia en esta materia, han remarcado las fuentes. Pero no solamente hubo muerto a bordo, también hubo lesiones y amenazas: a un testigo le partieron los dientes, a otro lo rociaron con gasolina y a un tercero lo amenazaron con tomar represalias con su hijo, un menor que viajaba con él, si no callaba y seguía sus órdenes. En este momento de la instrucción no se ha concretado el número de muertos que se produjeron, pero los testigos disponibles describen tan muertos por deshidratación, como personas lanzadas vivas en el mar. Las primeras suelen catalogarse en los tribunales como homicidio por imprudencia; las segundas, podrían ser calificadas de homicidio o asesinato, en virtud de las circunstancias que concurran.