La zona marítima de Cubelles más próxima a la desembocadura del río Foix intenta reponerse este domingo de los estragos provocados por el desbordamiento del río durante la tarde del sábado. La crecida precipitada del río pilló a muchos vecinos, veraneantes y visitantes con el pie cambiado, aunque Protección Civil envió un aviso a las 19 h avisando de riesgo de inundación. "Sí que sonó la alerta, pero en menos de cinco minutos ya estaba toda la calle inundada", relata una afectada a la Agència Catalana de Notícies mientras lleva a casa un cubo con el agua que le han facilitado a los Bomberos, ya que muchas fincas no tienen suministro desde ayer por la noche. Calles llenas de barro y restos vegetales, bajos y locales inundados y coches estropeados son la estampa de la jornada.
🔴 ¿Qué sabemos, de los desaparecidos por la crecida del río Foix en Cubelles?
"Sí que recibimos la alerta, pero en menos de cinco minutos ya estaba todo inundado y no tuve tiempo de sacar el coche del parking", explica, en declaraciones a la ACN, Antònia, una veraneante que hace más de 20 años que tiene un piso en la plaza Gràcia, a una calle de distancia de la desembocadura. Asegura que pasó "un poco de miedo" y añade que "fue muy angustiante ver cómo bajaba el agua desde el río".
Antònia, como otras personas que veranean o viven en el barrio, recoge agua de las mangueras que han habilitado los Bomberos para compensar la falta de suministro en las comunidades donde ha quedado interrumpido a causa de las inundaciones. En pocos minutos, el agua del Foix llenó los bajos de muchos bloques, lo que ha dejado estropeadas muchas bombas de agua.
En la misma plaza Gràcia, los vecinos de uno de los bloques de pisos más antiguos han estado toda la mañana sacando agua de un falso sótano que tiene la finca para evitar filtraciones de humedades. El espacio sirve también para canalizar los suministros básicos, pero ayer llegó a estar muy lleno de agua. Sílvia, residente en el edificio, apunta que se confió del sol radiante que hacía por la tarde, "y de repente se empezaron a oír gritos y enseguida empezó a entrar agua en la finca como si fuera un río".
Juan Manuel, que también es veraneante en la zona, asegura que "nunca en la vida había visto el río desbordarse de esta manera". La crecida del río lo pilló en un hipermercado ubicado a pocos kilómetros del barrio, "y de vuelta a casa ya estaba todo colapsado", relata a los micrófonos de la ACN.
Aparte de la afectación en las viviendas, el desbordamiento también ha dejado estropeados muchos locales de restauración situados en primera línea de mar o en zonas próximas a la desembocadura del Foix. En algunos casos el agua llegó a un nivel de más de 50 centímetros del suelo, y hubo calles convertidas en torrentes. Es el caso del tramo final de la avenida Mediterrani, donde el agua entró en los establecimientos y una vez llegó a la playa se zampó un amplio espacio de arena, a la vez que desfalcó las duchas y lavapiés del paseo marítimo.
Desde su pizzería situada a pocos metros del paseo marítimo, Sònia dice, en declaraciones a la ACN, que sintió "impotencia y miedo" en el momento en que el agua empezó a entrar de forma repentina en su local. Ayer abrieron a las 19 horas, siguiendo el horario habitual, "y enseguida sonó la alerta al móvil, y de la nada ya venía el agua, que pasó de poco más de dos centímetros a casi medio metro". Ahora, su reto es gestionar las reclamaciones con la empresa aseguradora.
Unos metros más adelante, siguiendo el paseo marítimo dirección Vilanova, hay una hamburguesería que tampoco ha podido abrir este domingo. Esperan, sin embargo, poder abrir más temprano que Sònia, ya que los daños que sufrieron son menores al encontrarse a mayor distancia de la desembocadura del río. Jordi, padre del propietario, define este domingo como "un desastre" y critica una falta de comunicación y apoyo por parte del Ayuntamiento.
Mientras Jordi limpia, centenares de personas visitan la zona con apariencia de normalidad. La afectación principal se concentra en la zona más próxima a la desembocadura, y las terrazas y locales más alejados han podido abrir con normalidad y se encuentran llenas a la hora de comida. Otras decenas de personas toman el sol en la playa, pero no hay nadie dentro del agua, ya que el consistorio ha prohibido el baño mientras continúa el dispositivo de búsqueda de las dos personas desaparecidas el sábado por la tarde.
Los afectados consultados divergen a la hora de explicar si recibieron o no los avisos de Protección Civil, tanto lo que a las 14 h advertía sobre el riesgo de lluvias intensas como el de las 19 h alertando del peligro de inundación. Todos, sin embargo, coinciden en que el desbordamiento del Foix fue muy rápido y sorprendente porque hacía tres horas que había dejado de llover.