La creciente presión por el aumento de casos de gripe y otras infecciones respiratorias ha acelerado un acuerdo que hace solo unos meses parecía inviable. En plena escalada vírica —con territorios como Catalunya ya tensionados— la Comisión de Salud Pública ha aprobado un protocolo común que fija cuándo se deberá utilizar la mascarilla, refuerza la vigilancia epidemiológica y reactiva herramientas de control heredadas de la pandemia. El documento, que incluso comunidades que inicialmente se oponían han acabado avalando ante el empeoramiento de la situación, quiere establecer un marco homogéneo ante un escenario que puede alterar de nuevo el funcionamiento del sistema sanitario.
Un documento que recupera medidas clave y ordena el uso de la mascarilla
El nuevo Document Marco de Recomendaciones para el Control de las Infecciones Respiratorias Agudas fija cuatro situaciones: basal, riesgo bajo o medio, riesgo alto y riesgo muy alto. Estas categorías dependen de la transmisibilidad del virus y del impacto sobre los recursos asistenciales. En todos los escenarios se incluyen líneas de actuación compartidas como promocionar la vacunación, reforzar la vigilancia, formar a los profesionales y mantener actualizados los planes de contingencia de los centros sanitarios y sociosanitarios. También se remarca la importancia de la ventilación, de la higiene de manos y de la reducción de interacciones sociales en personas con síntomas.
Las diferencias más significativas llegan con el uso de la mascarilla. En situación basal se recomienda solo a personas sintomáticas, sobre todo si tratan con colectivos vulnerables. Cuando el riesgo pasa a ser bajo o medio, las personas con síntomas deben llevarla de manera continuada y en hospitales se aconseja utilizarla en espacios sensibles como oncología o trasplantes. En riesgo alto, la mascarilla pasa a recomendarse en las zonas comunes de todos los centros sanitarios, incluidas salas de espera y urgencias, mientras que en riesgo muy alto se puede valorar su obligatoriedad general.
Residencias al margen del nivel general e incidencia en subida
Uno de los puntos destacados es el tratamiento específico de las residencias, donde las medidas se podrán aplicar de manera independiente al nivel epidemiológico de la comunidad. El documento abre la puerta a “reducir o suspender temporalmente las visitas de familiares, reorganizar el movimiento entre diferentes zonas de la institución, reorganizar habitaciones y otros espacios, etc.” ante situaciones complicadas. Los trabajadores con síntomas deberán utilizar mascarilla de manera continuada, y se podrá recomendar también a los residentes cuando no sea posible garantizar la distancia física.
El acuerdo llega en un momento de incremento sostenido de casos. La tasa de infecciones respiratorias agudas ya es de 519,3 casos por cada 100.000 habitantes, por encima de la semana anterior, y la gripe ha superado el umbral epidémico con 40,1 casos por 100.000 habitantes.
