El Tribunal Supremo ha confirmado que el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) tiene que devolver las pinturas murales al monasterio de Sijena, en un nuevo golpe contra la historia del arte en Catalunya. En este contexto, es pertinente preguntarnos: ¿cuál es la historia de las pinturas murales de Sijena expuestas hasta ahora en el MNAC?
🗣️ Albert Velasco, experto: "La sentencia sobre las pinturas de Sijena es la derrota de la historia del arte"
Sijena fue un monasterio femenino, estrechamente vinculado a la corte catalanoaragonesa, fundado en 1118 por la reina Sancha de Castilla, esposa de Alfonso I el Casto. Las pinturas de su sala capitular son una obra maestra del arte románico, así como un ejemplo único y primordial del arte medieval hispánico —según el museo. En 1936, durante la Guerra Civil, un pelotón posiblemente de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) incendió y destruyó el monasterio, con buena parte de su patrimonio. Es decir, que se perdió el extraordinario artesonado mudéjar de la sala capitular, mientras que las pinturas de los muros desaparecieron o quedaron estropeadas de manera irreversible. De acuerdo con el MNAC, la perceptible alteración de los tonos originales, brillantes y con predominio de azules, es consecuencia directa de la acción del fuego, y solo se ha preservado ligeramente el color del último de los cuatro arcos laterales de comunicación con el claustro, que se salvó de las llamas, ya que estaba tapiado.
Su llegada al MNAC
El mismo año del incendio, las pinturas fueron arrancadas por un equipo de especialistas enviado desde Barcelona para salvaguardarlas, que se ocupó también de su traspaso y posterior restauración. Concretamente, fue el comisario de la Generalitat de Catalunya para el salvamento del patrimonio artístico Josep Gudiol quien, legitimado por la pertenencia del monasterio al obispado de Lleida, recuperó una parte de los murales de la sala capitular y los trasladó a la capital para su conservación. Así, en 1940 ingresaron en el mismo MNAC, donde se encuentran desde entonces.
El museo destaca que la iconografía alterna escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento en una perfecta articulación con el marco arquitectónico de la sala, combinando los temas entre los muros y los arcos. Los episodios del Antiguo Testamento se disponían en las enjutas de los arcos de diafragma:
- en el primer arco, las escenas de la Creación de Adán y Eva, desaparecidas por el incendio; en la otra cara, Dios muestra el Paraíso a Adán y Eva, y el Pecado Original;
- en el segundo arco, la Expulsión del Paraíso y el Ángel que enseña a Adán a trabajar la tierra; en la otra cara, la Condena al trabajo y las Ofrendas de Caín y Abel;
- en el tercer arco, la Muerte de Abel en manos de Caín y Noé construye el arca; en la otra cara, la Entrada de los animales en el arca y el Retorno de la paloma después del Diluvio;
- en el cuarto arco, este ciclo se cierra con la Embriaguez de Noé y se sigue con el Sacrificio de Isaac; en la otra cara, el Ejército del faraón ahogado en el mar Rojo y Aarón y Moisés muestran al pueblo judío la columna de fuego;
- En el quinto arco, Moisés recibe las tablas de la Ley y la Adoración del ternero de oro; en la otra cara, Moisés hace brotar agua de una roca del desierto y la Unción de David por Samuel.
El inicio del litigio: el obispado de Barbastro
En los muros de la sala se desplegaba un ciclo sobre la vida de Cristo, del que solo se han conservado parcialmente las escenas del lado sur, con las representaciones de la Flagelación, la Crucifixión y la Visita de las Marías al Sepulcro, que simboliza la Resurrección de Cristo. El ciclo empezaba en el muro norte, con escenas de la Natividad, tal como se puede observar en una fotografía hecha antes del incendio de 1936. En los intradoses de los arcos, aparece la serie de retratos de las genealogías de Cristo, que conectan simbólicamente los dos Testamentos. Desde el punto de vista estilístico, la decoración es de carácter cortesano, con gusto por el detalle, la profusión y el fuerte sentido del color, propios del arte de 1200. Se ha puesto en relación con los mosaicos hechos por artistas bizantinos en la capilla palatina de Palermo o en la catedral de Monreale (Sicilia), y también con la miniatura inglesa de la época, con la que presenta puntos de contacto evidentes. Destacan el carácter imaginativo y fluido de las composiciones, así como la riqueza ornamental de los espacios de los arcos que las escenas dejaban, donde se pueden ver representaciones de seres fantásticos y motivos vegetales.
En cualquier caso, lo que nos importa aquí es como empezó el litigio. Hay que remontarse al traspaso de Sijena del obispado de Lleida al de Barbastro-Monzón, por el cambio de límites diocesanos aprobado por el Vaticano (1995-98), que da lugar a un litigio para devolver al monasterio las pinturas, reforzado por el decreto del nuncio Lajos Kada (1998). En 2013, aunque la Generalitat de Catalunya —amparándose en la normativa internacional— aprobó una normativa que impedía el traslado de obras si no estaba garantizada su conservación posterior, la orden de San Juan de Jerusalén (de la que depende el monasterio) cedió al Gobierno de Aragón los derechos sobre las pinturas murales del Maestro de Sijena. Desde agosto de este año el Gobierno aragonés las reclamó por la vía judicial a la Generalitat de Catalunya. En noviembre de 2016 un juzgado oscense ordenó al MNAC el retorno de las pinturas de Sijena. La ejecución de la sentencia fue paralizada en enero del 2018 por las dificultades técnicas asociadas al desmontaje y traslado de los frescos. En octubre de 2020 la Audiencia oscense rechazó el recurso de la Generalitat y confirmó la sentencia del juzgado oscense, que ahora también ha sido confirmada por el Supremo.
De las pinturas a los bienes de Sijena
Con respecto a los bienes, se repartieron entre Lleida, Barcelona, Huesca y Zaragoza, así como en colecciones particulares, después de la Guerra Civil. Al principio de la década de 1960, las monjas de Sijena firmaron un préstamo indefinido de las obras salvadas, que en 1992 decidieron convertir en donación, que, sin embargo, quedó sin autorización del Vaticano por la muerte de las monjas. Entre 1983 y 1994 se vendieron 97 piezas del monasterio: 44 al Museu de Lleida y 53 al MNAC.
Ahora bien, en abril de 2015, un juzgado oscense declaró nulas las compras de los bienes hechas por la Generalitat. En junio de 2016, el juzgado oscense dio la orden de traslado provisional de las obras y, al mes siguiente, las 53 obras del MNAC fueron devueltas. En cambio, la Generalitat continuó el litigio para impedir el traslado de las piezas del Museo de Lleida. Sin embargo, la aplicación del artículo 155 de la Constitución en octubre de 2017 aceleró el procedimiento judicial en favor de la parte aragonesa: el 4 de diciembre el juez oscense fijó el día 11 de este mes para la entrega de las piezas, que fueron sustraídas del Museu por la Guardia Civil entre protestas ciudadanas. En enero de 2018 el Gobierno catalán interpuso recursos de casación que el Tribunal Supremo desestimó en enero de 2021. El 27 de marzo de 2025, y después de más de dos años de reformas en el monasterio, 28 de las obras en litigio, 19 de las cuales provenían de Lleida y 9 más del MNAC, se exponen en la zona de los dormitorios. El resto siguen depositadas en el almacén.