Un crucero de lujo, el MSC Splendida, ha rescatado este domingo a un total de 19 migrantes que viajaban a bordo de una patera a unas 20 millas náuticas de Cabrera, en las Illes Balears. La embarcación, ocupada por personas de origen magrebí, ha sido localizada a las 16:14 horas, según ha informado la Delegación del Gobierno. Tras la localización, la tripulación del crucero ha intervenido para socorrer a los migrantes y actualmente se dirige al Port de Barcelona con las personas rescatadas a bordo. El hecho de que haya sido un barco turístico de grandes dimensiones el encargado del rescate ha llamado especialmente la atención, en un episodio que pone de relieve el repunte de travesías migratorias a través del Mediterráneo.

La presión migratoria que sufren las Balears ha alcanzado niveles críticos, con la isla de Cabrera convertida en uno de los puntos más sensibles de esta ruta irregular. Desde el inicio del año, más de doscientas pateras han llegado al archipiélago, transportando a cerca de 5.000 personas, según datos recogidos por la agencia Efe a partir de la Delegación del Gobierno. El Ministerio del Interior, sin embargo, ofrece un recuento ligeramente diferente: entre el 1 de enero y el 15 de agosto, han sido 4.323 los migrantes llegados de forma irregular, un incremento del 77% respecto al mismo periodo del año anterior. La tendencia ascendente confirma el balance de 2024, en el que se registraron hasta 5.882 llegadas por vía marítima a las Islas, según el último Informe Anual de Seguridad Nacional. El aumento ha generado alarma política y social, y ha vuelto a poner sobre la mesa la falta de recursos para hacer frente a una crisis migratoria creciente.

En este sentido, la tensión entre el gobierno balear y el ejecutivo español ha aumentado. La presidenta Marga Prohens ha denunciado públicamente la falta de medidas efectivas y ha acusado a la Moncloa de “negar el problema”. La popular reclama más recursos materiales y humanos para hacer frente a la situación, así como la implicación directa de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) en el control marítimo en Baleares. La presidenta ha advertido que las Illes no disponen ni de los medios ni de las competencias necesarias para gestionar una crisis de este alcance, y ha puesto el foco en la atención a los menores migrantes no acompañados, un colectivo que —según asegura— ya ha colapsado el sistema insular de acogida.

A pesar de la presión que generan las llegadas constantes, una parte importante de los migrantes que llegan en patera a Balears no permanece mucho tiempo. Según las autoridades, la mayoría abandona el archipiélago en un plazo máximo de 24 horas, ya sea para ser trasladados a centros de acogida en la Península o bien para continuar su trayecto de manera autónoma. En muchos casos, el destino final no es España, sino el norte de Europa, donde tienen familiares, contactos o esperanzas de encontrar mejores oportunidades. Este flujo migratorio rápido y descentralizado dificulta aún más la gestión y el seguimiento del fenómeno por parte de las administraciones, que a menudo solo pueden intervenir en las primeras horas después de la llegada.