Cuenta atrás para el cambio de hora (durante la noche de este sábado 26 de marzo al domingo 27, a laso dos de la madrugada serán las 3) un hecho que siempre provoca nervios a más de uno y hace que aparezcan dudas como: "¿hoy duermo una hora más o una menos?", "¿la hora del teléfono se cambia sola?", "¿si la hora se cambia sola, la alarma que me he puesto en el móvil sonará a la hora nueva o la vieja?". Ahora bien, también hay los que se preguntan si el cambio de hora tiene efectos sobre nuestra salud. En el horario de invierno, el objetivo de la modificación de la hora es disponer de más horas de luz durante las primeras horas del día, y con el cambio de esta semana es al revés, notaremos cómo se alargan las tardes.

Se han realizado varios estudios para determinar cómo el hecho de adelantar o retrasar una hora los relojes puede afectar a nuestro organismo. Si bien ninguno de ellos aporta unos resultados concluyentes sobre las consecuencias, la aseguradora médica Sanitas ha recogido cuáles son los efectos del cambio desde una perspectiva fisiológica. El efecto más inmediato del cambio es una alteración en la secreción de melatonina, una hormona que actúa regulando los estados de víspera y son en función de la luz solar: cuanta más luz se produce menos melatonina, por lo tanto, la función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de manera más tardía.

Como un jet lag

A todo eso tenemos que añadir que el horario de trabajo no cambia cuando se cambia la hora, así pues, desde la perspectiva del reloj biológico, nos levantamos una hora antes del habitual y rompemos la rutina del sueño. Los estudios comparan este posible efecto del cambio de hora con el jet lag que surge cuando se viaja en avión en un país con un huso horario diferente. En nuestro cuerpo se produce una desregulación en la secreción de melatonina suficientemente importante como para que nuestro cuerpo note las consecuencias y aparezca más cansancio e irritabilidad. Los expertos dicen que los más afectados por el cambio de hora son los niños y las personas mayores, ya que tienen más sensibilidad ante los cambios hormonales.

Acostumbra a ser más sencillo el cambio horario del invierno que el del verano porque el primero facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con la salida del sol. Si hubiera un horario de verano permanente, durante los meses de invierno faltaría luz por la mañana y en verano habría un exceso de luz por la noche. Desde hace unos años, el cambio horario es objeto de debate. De hecho, la Comisión Europea se propuso acabar con los cambios, en primer lugar como fecha límite en el 2019, y ante la falta de consenso, se trasladó a finales de 2021; tampoco se ha cumplido. Por su parte, España ya declaró que quería mantener los husos horarios habituales.

Reducir los efectos del cambio

Este tipo de jet lag que puede llegar a provocar el cambio de hora se puede mitigar con algunos pequeños consejos para hacer que nuestro reloj biológico siga su ritmo independientemente de si estamos en horario de verano o de invierno. Algunos médicos recomiendan, por ejemplo, hacer que dormir sea una prioridad en los días previos al cambio de hora yendo a la cama antes y evitando los aparatos electrónicos antes de dormir, hacer cenas ligeras y evitar la cafeína durante la tarde o bien evitar la automedicación en caso de no adaptarse al nuevo horario. Lo más normal es que con menos de una semana nuestros cuerpos se adapten al nuevo horario y podamos seguir con nuestra vida con normalidad.