En Catalunya vivían, a finales de 2024, 8 millones de personas. Esto son 1,7 millones más que en el año 2000, cuando el país apenas superaba los famosos 6 millones de vecinos. Este espectacular crecimiento de población, que no parece que vaya a frenarse y el Govern de la Generalitat ya ha puesto en marcha su plan de los 10 millones, aunque entre muchas suspicacias de la oposición y el visto bueno de los Comuns, ha situado a Catalunya entre los países que más crecen de la UE y lo hace, básicamente, por la llegada de inmigración, ya que el crecimiento natural en este cuarto de siglo es negativo. Según los datos recogidos por la ACN, este crecimiento de 1,7 millones de habitantes en 25 años sitúa a Catalunya entre los países que más han aumentado de población, solo por detrás de Luxemburgo, Malta, Chipre e Irlanda. La variación es del 27,9% entre la población del año 2000 y la de 2024, muy por encima de la media de la UE (4,9%) y también superior a la española (20,3%).
Con estas cifras, los inmigrantes, en boca de todos, representan hoy un 25% de la población catalana, instalados, sobre todo, en Barcelona, su área metropolitana y ciudades y municipios de la costa. Aunque sea en esta zona donde se concentra el crecimiento, este ha sido generalizado y desde principios de siglo solo hay tres comarcas que han perdido habitantes: la Terra Alta es la más afectada, con un 6,1% menos de población. Le siguen el Ripollès (-1,1%) y las Garrigues (-1%). Por el contrario, el Barcelonès ha ganado más de 250.000 habitantes y tiene 2,35 millones. En términos relativos, la comarca que más habitantes ha ganado es el Vallès Oriental, con un 38% más de población. Cabe recordar que las previsiones del Idescat son que Catalunya continuará creciendo y se prevé más de medio millón de vecinos más en 10 años, hasta llegar a los 8,55 millones de habitantes, poniendo la directa hacia la Catalunya de los 10 millones con la que trabaja el Govern, a pesar de que diferentes partidos advierten que el país no está preparado para asumir esta llegada de personas recién llegadas. Además, el Idescat también apunta que el crecimiento natural será negativo (más defunciones que nacimientos), motivo por el cual este crecimiento se seguirá dando por el saldo migratorio.
Ahora bien, los 1,8 millones más de habitantes en 25 años no han frenado el despoblamiento de los pueblos catalanes, que cada vez tienen menos vecinos y más dificultades para sobrevivir. La gran mayoría de villas de menos de un millar de habitantes han perdido vecinos. De los 219 municipios que han visto reducido su censo, 194 son los llamados micropueblos, un 40% del total. Una de las grandes iniciativas que ha visto la luz este año en el Parlament, y con una gran mayoría difícil de ver en el contexto de fragmentación actual, es el Estatuto de Municipios Rurales, que debe beneficiar a dos tercios del país con más financiación e inversiones, aunque todavía debe desplegarse para ver sus frutos.
Gráficos elaborados por la Agencia Catalana de Noticias
