Los dispositivos electrónicos se han convertido en instrumentos de la vida diaria de hoy en día. La lectura de noticias, el manejo del correo electrónico, las publicaciones en las redes sociales y el uso de herramientas de mensajería como Whatsapp forman parte de las costumbres constantes de una gran mayoría de personas a través de los móviles o las tabletas.

Aunque esto significa que tenemos toda la información que queremos a nuestro alcance, constantemente retar a nuestros cerebros para que procesen la información de la forma en que los dispositivos electrónicos lo determinen, pueden tener consecuencias no deseadas para nuestra capacidad de seguir y procesar ideas complejas.

Así lo han concluido investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania en un estudio que han publicado en Scientific Reports. En su artículo, explican que los textos expositivos, como los artículos científicos, tienen una estructura de conocimiento particularmente compleja. Esto significa que utilizan información cruzada que los lectores encuentran en diferentes partes del texto. Para comprender dicho texto, un lector debe poder identificar la información que encuentra en las diversas secciones del texto y luego establecer la conexión entre las ideas.

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Pues bien, en el estudio, los investigadores encontraron que las personas que usaban constantemente dispositivos electrónicos tenían una comprensión más pobre de los textos científicos que las personas que usaron sus dispositivos inteligentes con mayor moderación.

Según los científicos, el uso excesivo a diario de móviles y tabletas podría afectar la capacidad de adquirir el orden jerárquico de los conceptos de un texto complejo.

El estudio

El equipo de investigación trabajó con 51 voluntarios de entre 18 y 40 años, todos ellos diestros. Se les realizaron escáneres de resonancia magnética funcional de su actividad cerebral mientras leían cinco artículos científicos sobre materias que incluían matemáticas, el planeta Marte, circuitos eléctricos, el GPS o el medio ambiente. El equipo de investigación también rastreó los movimientos oculares de los participantes para descubrir cómo seguían un texto mientras lo leían. Independientemente del texto científico que los voluntarios estuvieran leyendo en un momento determinado, los resultados obtenidos fueron consistentes.

Las personas que reconocieron utilizar dispositivos electrónicos constantemente durante todo el día tuvieron una menor actividad en dos áreas del cerebro: la ínsula izquierda y la circunvolución frontal inferior, ligadas al procesamiento de información compleja, la comprensión del lenguaje y la atención.

“Sabemos que la circunvolución frontal inferior es muy importante para la comprensión del lenguaje, para comprender la semántica o el significado de las palabras y la gramática, y vemos que esta área se vuelve menos activa entre las personas que usan más dispositivos electrónicos”, ha reconocido uno de los investigadores. “La ínsula es un área involucrada en tareas cognitivas como el cambio de atención. Entonces, digamos que estás soñando despierto mientras lees un texto y cuando de repente alguien te dice que prestes atención a cierto parte del texto, cambias esa atención”.

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Si bien los hallazgos actuales solo indican una correlación entre el uso excesivo de dispositivos electrónicos y una menor actividad en estas áreas clave del cerebro, los investigadores advierten que confiar demasiado en nuestros teléfonos inteligentes y tabletas puede cambiar la forma en que nuestros cerebros procesan la información.

Por ejemplo, puede ocurrir que los dispositivos electrónicos estimulen ciertas partes de nuestro cerebro al no involucrar a otras, lo que debilita potencialmente el rendimiento de esas regiones.

Los investigadores tienen claro que su trabajo puede tener implicaciones en el campo de la educación y en un aspecto tan importante como es la comprensión lectora, sobre todo en la infancia y la adolescencia, que es cuando se comienza a leer sobre materias como la ciencia, la tecnología o las matemáticas.