Un estudio coliderado por Aleix Prat, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico de Barcelona, ha puesto de manifiesto que un tratamiento biológico que combina un inhibidor de proteínas y un tratamiento hormonal tiene una eficacia similar a la quimioterapia. La nueva técnica podría beneficiar pacientes con cáncer de mama hormonosensible precoz con un riesgo alto de desarrollar metástasis a distancia en los diez años siguientes. 106 pacientes de 21 hospitales españoles han participado en un estudio que se ha llevado a cabo durante un año y medio. Este jueves se han presentado los resultados del ensayo clínico de fase 2 Coralleen, promovido por el grupo académico internacional Suelte que preside Prat. El estudio se ha publicado en la revista 'The Lancet Oncology'.

En concreto, el estudio ha demostrado, según sus responsables, que la combinación de ribocib, inhibidor de las proteínas CDK4/6, que regulan el ciclo celular, con el tratamiento hormonal letrozol, tiene una eficacia similar a la quimioterapia en el contexto neoadyuvante, es decir, cuando se inicia antes de ninguna práctica quirúrgica o de radioterapia.

Los impulsores de la investigación afirman que los fármacos como el ribocib, en combinación con hormonoterapia, han demostrado una eficacia "extraordinaria" en cáncer de mama metastático. Y añaden que, en este contexto, el uso de quimioterapia "ha dejado de ser la opción principal", y ha quedado relegada a casos donde no funciona el primer tratamiento.

En cambio, en pacientes con cáncer de mama precoz y riesgo alto de recaída, el rol de estos fármacos biológicos "todavía no está definido". Pero Joaquín Gavilà, ningún clínico de la Fundación Instituto Valencià de Oncología y también coinvestigador principal del estudio, considera que el ensayo "demuestra por primera vez que es un camino que tiene que ser explorado y apunta a cómo se tendrá que hacer".

Coralleen es el primer estudio en el mundo que utiliza datos genómicos en tiempo real para seleccionar de forma más precisa a las pacientes con tumores de alto riesgo. También ha sido el primero al integrar datos clínicos, patológicos y genómicos para medir la respuesta al tratamiento y demostrar que en cerca de la mitad de las pacientes el tratamiento con ribocib y letrozol administrado durante seis meses transforma los tumores de alto riesgo de recidiva en neoplasias de bajo riesgo.