A través del agua potable, los contaminantes del aire o las trazas de metal de la tierra que se infiltran en los alimentos y otras muchas vías, estamos continuamente expuestos a determinados tóxicos –especialmente el arsénico, el cadmio y el titanio– que tienen graves consecuencias para nuestra salud.

Así ha quedado demostrado en una investigación publicada en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular de la American Heart Association, en el que se analiza cómo aumentan estos materiales el riesgo de acumulación de placa en las arterias del cuello, el corazón y las piernas.

Lo cierto es que existe una fuerte evidencia de que los metales tóxicos son factores de riesgo cardiovascular. El arsénico y el cadmio se encuentran a menudo en el tabaco y los alimentos, mientras que el arsénico también se encuentra en el agua. La exposición al titanio se deriva principalmente de implantes dentales y ortopédicos, tornillos, carcasas de marcapasos, productos cosméticos y algunos alimentos.

“Los metales están omnipresentes en el medioambiente y las personas están expuestas de forma crónica a niveles bajos de metales”, asegura la investigadora principal del estudio Maria Grau-Pérez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas del Hospital Clínic de Valencia. “Según la Organización Mundial de la Salud, el 31% de la carga de enfermedades cardiovasculares en el mundo podría evitarse si pudiéramos eliminar los contaminantes ambientales”.

La aterosclerosis se desarrolla cuando se acumulan depósitos de grasa o placa en las arterias, lo que hace que se estrechen, debiliten y endurezcan. Dependiendo de las arterias afectadas, puede provocar un ataque cardíaco, un derrame cerebral, una angina de pecho, una enfermedad de las arterias periféricas o una enfermedad renal.

Metales

Este estudio se ha centrado en la aterosclerosis subclínica, antes de que aparezcan los síntomas, y examinó el impacto de la exposición al metal en las arterias carótida, femoral y coronaria. En total, se evaluaron a 1.873 adultos (97% hombres) que trabajaban en una fábrica de ensamblaje de automóviles en España y que tenían entre 40 y 55 años de edad. Los investigadores midieron la exposición ambiental de los participantes a nueve metales tóxicos: arsénico, bario, uranio, cadmio, cromo, antimonio, titanio, vanadio y tungsteno. Y la asociación de la exposición con la presencia de aterosclerosis subclínica en las regiones carotídea, femoral y coronaria. El estudio exploró el papel potencial de metales individuales y mezclas de metales en el desarrollo de la aterosclerosis.

Cada persona del estudio se sometió a un examen médico para medir el índice de masa corporal, la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre, los niveles de colesterol, los niveles de triglicéridos y más. Se recolectaron muestras de orina para evaluar la exposición a metales del aire, el agua y los alimentos. Los investigadores realizaron ecografías carotídeas y femorales, así como pruebas de puntuación de calcio coronario.

Entre las conclusiones, cabe destacar que los participantes mayores del estudio tenían niveles más altos de la mayoría de los metales medidos en la orina. Las pocas mujeres participantes en el estudio tenían niveles de metales más altos en comparación con los hombres, cuando se midieron los niveles en la orina. Los adultos que habían fumado en algún momento mostraron niveles más altos de arsénico, cadmio, cromo y titanio que las personas que nunca habían fumado.

Los niveles más altos de arsénico, cadmio, titanio y potencialmente antimonio se asociaron con una mayor probabilidad de tener aterosclerosis subclínica. El arsénico y el cadmio parecen estar más estrechamente asociados con el aumento de los niveles de placa en las arterias carótidas; el cadmio y el titanio son de mayor interés para las arterias femorales; y el titanio, y posiblemente el cadmio y el antimonio, preocupan más a las arterias coronarias. El arsénico puede ser más tóxico para las arterias cuando se encuentra en combinación con cadmio y titanio.

“Este estudio respalda que la exposición a metales tóxicos en el medioambiente, incluso a niveles bajos de exposición, es tóxica para la salud cardiovascular”, aseguran los expertos.