Por lo general, a medida que se van cumpliendo años, las necesidades de sueño van disminuyendo. Además, los patrones van cambiando y puede resultar más difícil dormir a la hora de irse a la cama, a la vez que se incrementan los despertares nocturnos. Algunas personas mayores pueden experimentar somnolencia diurna de forma persistente, una cuestión aparentemente sin demasiada importancia pero que podría ser indicativo de un mayor riesgo de padecer enfermedades como diabetes, cáncer y presión arterial alta.

Así lo ha hecho evidente un estudio preliminar que se presentará en la 72ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología en Toronto del 25 de abril a 1 de mayo de 2020. En principio, se trata de una hipersomnolencia, definida como somnolencia diurna excesiva y que se puede producir incluso después de haber dormido siete o más horas. Puede ser debilitante para algunas personas, afectando la forma en que se desempeñan en el trabajo y en otras actividades diarias. 

Cara dormido

Los expertos de la Universidad de Stanford que han participado en el estudio aseguran que se debería prestar más atención a esta condición médica, en especial cuando afecta a las personas mayores, ya que podría ayudar a los médicos a predecir y prevenir futuras afecciones médicas. En el estudio participaron 10.930 personas, de las cuales el 34% de los participantes tenía 65 años o más. Los investigadores realizaron una encuesta a los participantes con tres años de diferencia. En la primera entrevista, el 23% de las personas mayores de 65 años cumplía los criterios de somnolencia excesiva. En la segunda entrevista, el 24% declaró sufrirla. De ellos, el 41% aseguró que la somnolencia era un problema crónico. 

Del estudio se extrajeron unos resultados muy contundentes. Las personas que padecían somnolencia diurna en la primera entrevista tenían un riesgo de hasta 2,3 veces más de desarrollar diabetes o hipertensión arterial tres años más tarde que aquellas que no experimentaron somnolencia. También tenían el doble de probabilidades de desarrollar cáncer. De las 840 personas que declararon padecer somnolencia en la primera entrevista, el 6,2% desarrollaron diabetes en comparación con el 2,9% de las que nunca tuvieron sueño durante el día.

Además, el 2,4%, desarrollaron cáncer frente al 0,8% de las que no sufrían somnolencia diurna. Las personas que tuvieron somnolencia diurna durante ambas entrevistas tenían un riesgo 2,5 veces mayor de desarrollar enfermedad cardíaca. Y las que sufrieron esta condición solo en la segunda entrevista tuvieron un 50% más de probabilidades de padecer enfermedades del sistema musculoesquelético y del tejido conectivo, como artritis, tendinitis y lupus, que aquellas que no tenían somnolencia diurna.

Hombre dormido

Para asegurarse de su resultado, los expertos ajustaron otra serie de factores que podían interferir en los resultados, como por ejemplo el género o el hecho de sufrir otras enfermedades como la apnea del sueño. Pero los resultados fueron los mismos, lo que pone de manifiesto el riesgo de esta clase de somnolencia.