Salut ha puesto en marcha dos unidades móviles para poder atender personas con un alto riesgo de morir si no reciben una asistencia muy especializada de forma rápida. Son dos unidades de cuidados intensivos (UCI) operadas por el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) con profesionales que aportan los grandes hospitales terciarios, los más especializados, y que se trasladan a hospitales comarcales u otros centros cuando hace falta. Estas UCI forman parte del proyecto de atención al enfermo crítico complejo, que el Servei Català de la Salut (CatSalut) ha impulsado después de que la pandemia de la Covid-19 haya evidenciado la necesidad de trabajar en red. El objetivo, garantizar la equidad de la atención a los pacientes más críticos en todo el territorio.

Unas 1.500 personas necesitan ingresar en una UCI de un hospital terciario cada año en Catalunya, según datos del CatSalut, sin tener en cuenta la situación actual de la pandemia del coronavirus. Son pacientes críticos de alta complejidad o enfermos críticos complejos, que se encuentran en esta situación por varias causas sobrevenidas, como choques cardiogénicos, hipotermias accidentales, insuficiencias respiratorias, colapsos de diferentes órganos o pacientes neurocríticos.

El objetivo

El objetivo del plan del CatSalut es que tanto la tecnología ultraespecializada de las UCI de los hospitales terciarios como el conocimiento y pericia de sus profesionales puedan salir y llegar a cualquier punto de Catalunya.

"La idea es que, tanto si vives en Tortosa como en la Seu d'Urgell, Cassà de la Selva o donde sea, tus oportunidades si tienes una enfermedad muy grave, la Covid-19 u otros, sean las mismas que si vives en el Eixample de Barcelona o a l'Hospitalet de Llobregat, por ejemplo", afirma el director del Servei Català de la Salut (CatSalut), Adrià Comella.

La directora del Área Asistencial del CatSalut, Xènia Acebes, destaca que la pandemia "ha hecho muy perentoria la necesidad de trabajar de forma coordinada y viendo todos los recursos de la red como uno de sol".

El plan implica un trabajo en red con todo el sistema sanitario catalán. Las dos unidades, que empezaron a funcionar a mediados de noviembre, están operadas por el SEM, que a través de una mesa interhospitalaria decide qué recursos activar y cómo.

La idea es que en algunos casos las UCIs móviles se desplacen y atiendan allí a los pacientes, mientras que en otros los trasladen a un hospital terciario mientras ya reciben la asistencia. En otros casos, se evitarán los traslados de los pacientes y lo que hará falta es que se desplacen los profesionales para aportar su pericia en pacientes críticos de alta complejidad, indica la directora del Área de Organizaciones y Profesionales del CatSalut, Sara Manjón.

Cada UCI móvil necesita a cinco profesionales para funcionar, que son un médico intensivista, una enfermera, el anestesista y el conductor. En total, para cubrir toda logística y turnos, se ha montado un 'pool' con unos 70 profesionales, que aportan el Hospital Universitario Vall d'Hebron, el Hospital Clínico de Barcelona, el Hospital de Santa Creu i Sant Pau, el Hospital Universitario de Bellvitge y el Hospital Universitario Hermanos Trias y Pujol. Estos y otros hospitales recibirán pacientes de otros centros.

Además de esta tecnología y conocimiento que se quiere escalar, el proyecto aporta otros beneficios respeto, por ejemplo, al traslado en helicóptero. Según Acebes, estas unidades se pueden mover en cualquier momento, mientras que a veces los helicópteros no pueden volar, por ejemplo por mal tiempo. Además, no todos los hospitales tienen superficies para que aterricen y se eleven los helicópteros, que tienen un espacio interior reducido.

Un camión para el sistema ECMO

El proyecto también incorpora un camión para poder trasladar el equipamiento del sistema por oxigenación de membrana extracorpórea (ECMO), una tecnología puntera. Está indicada para pacientes en choque cardiogénico o con insuficiencia respiratoria en riesgo vital cuando los tratamientos o cirugías convencionales no han funcionado. El ECMO asume las funciones de los pulmones y del corazón mientras el paciente se cuida de la patología de base.

El proyecto tiene un coste de 3 millones de euros, que incluye los vehículos y la incorporación de los profesionales de las UCI terciarias en el SEM.