Más allá de los embarazos, ¿de dónde vienen los antojos que a veces nos asaltan y que nos hacen desear de forma incontrolada un alimento en concreto? Una primera causa puede ser una deficiencia de algún tipo de nutriente, pero no siempre es así.

Los antojos también pueden ser causados ​​por una combinación de señales sociales, emocionales, culturales y ambientales, pues la comida a menudo se asocia con aquello a lo que recurrimos cuando estamos tristes o sentimos que merecemos una recompensa.

Estos son algunos de los ejemplos con los que nos podemos encontrar:

Antojo por los dulces

Generalmente, cuanto tenemos ansiedad por el azúcar puede significar que tenemos una emoción que nos desborda. Por ejemplo, este estudio llevado a cabo en Oxford llamado Excessive Sugar Consumption May Be a Difficult Habit to Break: A View From the Brain and Body (El consumo excesivo de azúcar puede ser un hábito difícil de romper: una visión desde el cerebro y el cuerpo) demuestra que es común desear pasteles, galletas y golosinas cuando sentimos estrés, tristeza o incluso enfado.

PastelesDeseamos comer ávidamente dulces cuando sentimos enfado, tristeza o estrés

Antojo por alimentos crujientes

Desear comer algo crujiente puede ser una forma de afrontar una frustración o irritación internas. El acto de masticar y romper la comida en la boca –por ejemplo, una bolsa de patatas fritas– puede liberar momentáneamente esa angustia, aunque también es cierto que en el momento en que el crujido se detiene, la frustración regresa, y muchas personas suelen desear comer más.

Antojo por el queso

A veces, después de un mal día, un alimento que suele calmar las emociones es el queso fundido, que reconforta. Ocurre con otros alimentos que contienen l-triptófano, un aminoácido (que se encuentra en el queso) que aumenta la producción de serotonina, la hormona que influye en la felicidad que uno siente.

Antojo por carbohidratos

Si bien los antojos de comida por la pasta, el pan y otros carbohidratos pueden provenir de una serie de razones fisiológicas, incluido un nivel alto de insulina o un nivel bajo de azúcar en la sangre, también puede ser motivo del seguimiento de una dieta demasiado estricta o de una muy baja en carbohidratos.

Antojo por alimentos salados

Normalmente, el ansia de sal se debe a la deshidratación o a un desequilibrio de electrolitos. Puede ocurrir después de hacer mucho ejercicio, cuando se suda y se pierden sales minerales.

Comida rápidaCuando se suda mucho y se pierden sales minerales, apetecen especialmente alimentos salados

Antojo por la carne roja

Cuando se siente una gran atracción por la carne roja, una de las razones que lo explican es que el organismo padece una deficiencia de hierro, zinc o vitamina B12 y este alimento es rico en cualquiera de estos nutrientes.