La Organización Mundial de la Salud calificó la dieta mediterránea como una de las mejores del mundo y la recomendó para todos aquellos que quieran seguir una vida saludable. Son numerosos los estudios que avalan este tipo de alimentación, sobre todo para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Ahora, una nueva investigación llevada a cabo en instituciones de ocho países, entre las que se encuentran la Universidad de Bolonia, en Italia, y el University College de Cork, en el Reino Unido, viene a aportar un nuevo beneficio que se suma a los ya encontrados: las personas mayores de 65 que siguen la dieta mediterránea durante un año presentan un microbioma intestinal más saludable que los que no lo hacen.

Ensalada

El trabajo ha sido publicado en la revista Gut y para llevarlo a cabo analizaron los datos de 600 adultos en cinco países. El objetivo era comprobar si una intervención dietética simple, como cambiar a una dieta de estilo mediterráneo, podría reducir la fragilidad en las personas mayores. Fragilidad en cuanto al deterioro del funcionamiento de múltiples sistemas corporales, a su vez unido a una inflamación generalizada de bajo grado que contribuye al empeoramiento paulatino de la salud. 

El estudio

En total, se formó un grupo de 612 personas de 65 a 79 años para realizarles un seguimiento, de los cuales 28 presentaban una salud muy frágil, 151 moderadamente frágil y 433 con buen estado de salud. Los participantes provenían de Francia, Italia, los Países Bajos, Polonia o el Reino Unido. De todos ellos, 323 (141 hombres y 182 mujeres) siguieron una dieta de tipo mediterráneo durante un año, mientras que el resto continuó con sus dietas habituales. A los que siguieron la dieta mediterránea se les proporcionó una alimentación rica en verduras, legumbres, frutas, nueces, aceite de oliva y pescado. Con un consumo reducido en carne roja y pocos productos lácteos o grasas saturadas.

Lo primero que hicieron es investigar el impacto de la dieta en la salud intestinal. La razón era que estudios previos habían demostrado que las personas mayores, particularmente aquellas que viven en centros de atención residencial, tienden a tener microbiotas intestinales menos saludables, posiblemente como resultado de dietas más restrictivas.

Además, un intestino no saludable corresponde a una salud en general más deficiente y a un aumento de la fragilidad en la salud de las personas mayores. Cuando los investigadores hicieron la comparación, pudieron comprobar que aquellos que habían seguido una dieta mediterránea durante un año, tenían una mejor diversidad bacteriana en el intestino. Esa mejor diversidad se asoció con mejores marcadores de fragilidad, incluida una mejor velocidad de marcha, una mejor fuerza de agarre y un mejor funcionamiento cognitivo

Garbanzos

Los participantes que se habían adherido a la dieta mediterránea también mostraron menos marcadores de inflamación crónica de bajo grado. El estudio muestra que las mejoras en la salud estaban asociadas con poblaciones más ricas de bacterias que producen ácidos grasos de cadena corta beneficiosos, por un lado, y una disminución de las poblaciones de bacterias que producen ácidos biliares, en el otro.