La revista E-Life acaba de publicar un interesante metaanálisis en el que se identifican casi 400 casos de prácticas, procedimientos, técnicas médicas y medicamentos que han sido revocados porque no han demostrado su eficacia. Los expertos han llevado a cabo un análisis de más de 3.000 estudios publicados en tres prestigiosas revistas médicas en los últimos 15 años: el Diario de la Asociación Médica Americana, The Lancet y la New England Journal of Medicine

En el trabajo, han descubierto 396 revocaciones, la mayoría de ellas en el ámbito de las enfermedades cardiovasculares (20%), la medicina preventiva (12%) y los cuidados intensivos (11%). Las revisiones más comunes incluyeron los medicamentos (33%), procedimientos (20%), vitaminas y suplementos (13%), dispositivos (9%) e intervenciones (8%).

Los expertos que han realizado este investigación proceden de las universidades de Chicago, la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland y la Oregon Health & Science University. Es la primera vez que se realiza un estudio tan amplio de estas características y tal y como ellos explican, estas revocaciones o “prácticas médicas de bajo valor” se pueden deber a diferentes causas; por ser ineficientes, por costar más que otras opciones que logran el mismo resultado o por no aportar nada a otros tratamientos que existen hasta la fecha, entre otras razones.

En la lista que elaboran en el metaanálisis aparecen elementos como los siguientes:

  • Fármacos antidepresivos para tratar enfermedades como el Alzheimer
  • Parches de nicotina para dejar de fumar en el embarazo
  • Protectores de cadera para disminuir el riesgo de fracturas
  • Medicamentos contra el insomnio
  • Medias de compresión para reducir el riesgo de trombosis venosa profunda
  • La administración de vitaminas como la A para los recién nacidos con el objetivo de reducir los índices de mortalidad

La mayoría de ellos, además, se llevan a cabo en países industrializados y cuestan mucho dinero tanto a empresas como al erario público.

El estudio se puede consultar en este enlace. Los autores reconocen que existen limitaciones importantes, como el hecho de que sólo se hayan consultado tres revistas (aunque las tres de gran impacto en el ámbito académico) o que han podido obtener mucha más información de prácticas recientes porque se podían consultar por Internet.

Pero aún así creen que es importante realizar este tipo de revisiones para retirar de forma inmediata estos procedimientos, utensilios o fármacos porque pueden socavar la confianza pública en la medicina. “Existe el peligro de acelerar los tratamientos sin datos que demuestren su eficacia. Y una vez que se establece una práctica ineficaz, es difícil convencer a los usuarios para que abandonen su uso, explican.