Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a unas 300 millones de personas en todo el mundo y es la principal causa de discapacidad. Las mujeres tienen el doble de posibilidad de sufrir esta patología a lo largo de su vida, principalmente en las chicas jóvenes entre 14 a 25 años.

La depresión afecta a unas 300 millones de personas en todo el mundo y es la principal causa de discapacidad

Existen varias razones que explican este fenómeno: el hecho de que en todo el mundo las mujeres suelen sufrir más episodios traumáticos durante la infancia, las fluctuaciones hormonales de las mujeres a lo largo de su vida, la incidencia de esta patología durante el embarazo y postparto o la menopausia, o la acción antidepresiva que ejerce la testosterona, la hormona masculina.

Un grupo de expertos de la Universidad de Los Ángeles inició hace tiempo una investigación para analizar cómo las diferencias sexuales en la depresión se manifiestan en el cerebro.  Concretamente, estos científicos han estudiado cómo la inflamación afecta a la respuesta que da el cerebro a las recompensas en hombres y mujeres. Los resultados han sido publicados en la revista Biological Psychiatry: Cognitive Neuroscience and Neuroimaging.

La investigación

El estudio incluyó a 115 participantes, 69 de las cuales eran mujeres. Se les suministró una dosis baja de endotoxina para inducir la inflamación o un placebo para hombres y mujeres sin depresión. Una vez se habían producido los efectos de la endotoxina, se les pidió que completaran una tarea en la que se anticipaba una recompensa monetaria, al mismo tiempo que se les hacía un escáner de resonancia magnética.

Los resultados revelaron que la endotoxina redujo la actividad del área del cerebro relacionada con la recompensa. Es decir, la inflamación alteraba los circuitos cerebrales de la recompensa. El efecto difería según el sexo: en las mujeres, la endotoxina –frente a placebo– condujo a una disminución de la actividad del área cerebral antes de la recompensa, pero este efecto no estuvo presente en los participantes masculinos. Esta disminución de la actividad se relacionó también con un mayor aumento en la inflamación de las mujeres, pero no de los hombres. 

Según los científicos, “esto sugiere que las mujeres con trastornos inflamatorios crónicos pueden ser particularmente vulnerables a desarrollar depresión a través de la disminución de la sensibilidad a la recompensa”. Por lo tanto, el estudio es el primero en demostrar que hay diferencias entre sexos en la sensibilidad neuronal para recompensar en respuesta a la inflamación, lo que tiene implicaciones importantes, puesto que explica por qué las mujeres experimentan depresión a un ritmo mucho mayor que los hombres, particularmente por los tipos de depresión que pueden ser de naturaleza inflamatoria.