El consumo de medicamentos de farmacia se está disparando. Y es un auténtico problema. Los perfiles más problemáticos son los adultos que los utilizan para paliar situaciones de estrés, ansiedad y depresión o bien los jóvenes que los emplean para un uso recreativo, debido a que son más fáciles de conseguir y más baratos que las drogas ilegales. Los medicamentos recetados de los que se abusa con mayor frecuencia suelen ser los analgésicos opioides, sedantes, ansiolíticos y estimulantes. Opioides como la morfina o el fentanilo, ansiolíticos e hipnóticos como el diazepam o el lorazepam. Y anfetaminas como el metilfenidato y agentes inhalantes como el óxido nitroso son los más demandados.

Los adolescentes los usan para lograr efectos como la estimulación, la euforia, la pérdida del sentido de la realidad, las alucinaciones, la locuacidad o la excitación sexual. Los adultos por su efecto relajante y la sensación de tranquilidad que aportan o para paliar algún dolor crónico.

Blister

El primer país que ha convertido este problema en cuestión nacional es Estados Unidos, donde la moda está más que extendida y las cifras de jóvenes que utilizan como nuevo medio para drogarse no hace sino aumentar. Hasta el punto, que los norteamericanos ya sufren más casos de sobredosis por estos fármacos que por las drogas ilegales. En Europa, se han publicado estudios, aunque ninguna cifra oficial de momento, pero los expertos apuntan a un verdadero problema de salud pública. Por ejemplo, España es líder en consumo de tranquilizantes en nuestro continente

El problema es que el abuso de estos medicamentos para fines lúdicos o para tratar el estrés a largo plazo puede tener graves consecuencias para la salud de una persona. Puede producir, además de adición, problemas psiquiátricos, efectos negativos en la habilidad visuoespacial, la capacidad de reacción o el aprendizaje verbal.

Los expertos calculan que este fenómeno ha adquirido mayor relevancia a partir del año 2000, quizás porque anteriormente no estaba tan dimensionado y se priorizaba el consumo de drogas ilegales.

La revista BMC Psychiatry publicó hace tiempo un estudio sobre el uso de medicamentos con receta sin prescripción médica en distintos países de la Unión Europea. En concreto, se analizaron datos de 22.070 personas de entre 12 y 49 años, procedentes Dinamarca, Alemania, Gran Bretaña, España y Suecia. Se registró el consumo sin prescripción médica durante el último año o en algún momento de su vida, de medicamentos que necesitan receta como son los estimulantes, los opioides o los sedantes; asimismo, se obtuvo información acerca de cómo se adquirieron dichos medicamentos.

Los resultados mostraron que un 13,5% de los encuestados había consumido opiáceos sin prescripción médica en algún momento de su vida, un 10,9% sedantes y un 7% estimulantes. En relación con el consumo durante el último año, un 5% habían consumido opiáceos, un 5,8% sedantes y un 2,8% estimulantes.

Cápsulas

Alemania consumió menos y Gran Bretaña, España y Suecia fueron los países donde se produjo un mayor consumo. El mayor porcentaje del uso de opioides fue para España, con un 18% de encuestados que los habían consumido en algún momento de su vida sin la prescripción del médico, y un 7% lo ha hecho durante el último año.

España también lideraba el consumo de sedantes como el lorazepam, el diazepam o el bromazepam. El 18% de los encuestados reconoció haberlos tomado en algún momento de su vida, y más de un 9% lo había hecho durante el último año. Y en el caso de los estimulantes, el Reino Unido ocupaba la primera posición. El 9% admitió haberlos consumido sin prescripción médica a lo largo de su vida, y el 4% durante el último año. Las formas más fáciles de conseguir estos fármacos fue por medio de familiares o amigos y las farmacias de internet.