La hipertensión arterial (HTA) se erige como una de las amenazas más persistentes para la salud global, a menudo operando en las sombras sin síntomas evidentes. Médicos de Quirónsalud advierten sobre la gravedad de esta afección, a la que califican de "asesina silenciosa" dada su alta prevalencia y las graves consecuencias que acarrea para órganos vitales.
La hipertensión es la enfermedad con mayor prevalencia en el mundo desarrollado, con la capacidad de afectar a "casi el 40% de la población adulta", según destaca el Dr. Rafael Cuenca, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Córdoba. El problema radica en su carácter asintomático inicial, lo que le ha valido el temido apodo.
"La hipertensión es una enfermedad asesina porque cuando da la cara ya hay muchas partes del cuerpo que pueden estar dañadas", afirma el Dr. Rafael Fernández de Soria, director del Centro Cardiológico integrado en el Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz, por lo que la detección temprana y la concienciación sobre sus riesgos son clave para que no acabe impactando irreversiblemente en nuestra salud.
Se considera que una persona padece hipertensión arterial (HPA), o tensión alta, cuando la presión que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos se mantiene elevada de forma continua o sostenida. Para entenderlo, es clave saber que esta presión se mide con dos valores: la presión sistólica (la máxima, cuando el corazón late) y la presión diastólica (la mínima, cuando el corazón está en reposo entre latidos). El diagnóstico formal de HPA se establece generalmente cuando las mediciones arrojan cifras de 140/90 mmHg o superiores en diferentes tomas. La presión excesiva continua puede dañar silenciosamente órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones.
Impacto devastador en el corazón y otros órganos
La tensión arterial elevada impone una carga excesiva al principal motor del organismo: el corazón. El cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona, Dr. Josep Massó, explica cómo la HTA fuerza al músculo cardíaco a un sobreesfuerzo constante: "La hipertensión obliga al corazón a trabajar con más intensidad". Como respuesta a esta sobrecarga, "el corazón aumenta su grosor" (hipertrofia). En etapas avanzadas de la HTA, el daño progresa: el corazón no solo está hipertrofiado, sino que "además aumenta su tamaño, es decir se dilata".
Esta sobrecarga progresiva, si no se frena, puede derivar en una temida insuficiencia cardíaca. Una vez debilitado o rígido e incapaz de bombear sangre eficazmente, el pronóstico se vuelve sombrío: el riesgo se dispara hacia un evento final catastrófico, como un ataque cardíaco (infarto agudo de miocardio) o, peor aún, la muerte cardíaca súbita.
Mientras el corazón libra su batalla, la presión arterial descontrolada se convierte en un arma de destrucción silenciosa para el resto de la anatomía. La hipertensión ataca directamente a las arterias que nutren el cerebro, donde puede causar su obstrucción o rotura, desencadenando un temido accidente cerebrovascular (ictus), un evento que puede dejar secuelas devastadoras.
Pero el asalto no termina ahí: los riñones también están en la línea de fuego. La HPA causa rigidez en las arterias renales y daña el tejido de los órganos, una agresión que culmina en insuficiencia renal y puede llegar a requerir la dependencia vital de la diálisis. En definitiva, es una enfermedad sistémica que, al no ser tratada, garantiza una mala calidad de vida y una cascada de fallos orgánicos.
Cambios en el estilo de vida, la primera medida
Ante la magnitud del problema, los especialistas hacen hincapié en el poder de la prevención y de los factores modificables. "Esto nos debe hacer reflexionar y ver que hay muchos factores modificables y que harían que nuestra tensión arterial estuviese dentro de la normalidad", señala el Dr. Cuenca, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Córdoba.
Para la Dra. Nieves Fernández Letamendi, geriatra del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza, los ajustes en el estilo de vida son cruciales, especialmente en el paciente de edad avanzada: "En el manejo de la hipertensión (HTA) en el mayor, al igual que en los adultos más jóvenes, son fundamentales las modificaciones del estilo de vida ya que sin ellas va a ser muy difícil optimizar el tratamiento farmacológico, e incluso es posible que éste fracase".
“Hay dos posibles causas de hipertensión, una denominada primaria y otra secundaria. La primaria es la más frecuente y no hay una causa identificable. La secundaria se debe a causas corregibles como la presencia de un tumor suprarrenal, la toma de fármacos o drogas, a la apnea obstructiva del sueño, a la enfermedad renal y a algunos defectos congénitos cardiovasculares como la coartación aórtica. En todo caso, aunque no haya una causa clara, existen factores de riesgo que condicionan su aparición como es la ingesta de sal excesiva, el tabaco, el sedentarismo, el estrés, consumo excesivo de alcohol, obesidad y malos hábitos en general” explica el Dr. José Ramón Rumoroso, jefe de servicio de Cardiología Intervencionista del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
Combatir a este "asesino silencioso" no requiere solo de medicamentos; la primera y más poderosa medicina es el cambio de hábitos. Los especialistas de Quirónsalud insisten en que hay "muchos factores modificables" que pueden mantener la tensión arterial bajo control. Es fundamental abrazar las modificaciones del estilo de vida, pues sin ellas, el tratamiento farmacológico será muy difícil de optimizar, e incluso podría fracasar. Esto implica una dieta consciente, la reducción drástica del consumo de sal y la integración de la actividad física regular, pilares que se convierten en el mejor escudo preventivo contra las nefastas consecuencias de la hipertensión.
Denervación renal, esperanza para la hipertensión resistente
En casos donde los fármacos habituales no logran controlar la enfermedad, se están explorando opciones innovadoras. El Dr. Mohamed Bayoumi, jefe del Servicio de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del Hospital Quirónsalud Torrevieja, explica la utilidad de la denervación renal, una técnica mínimamente invasiva.
Esta técnica permite intervenir en el sistema nervioso simpático que rodea las arterias renales, uno de los mecanismos clave de la hipertensión. Al reducir la actividad de este sistema, se consiguen "descensos estables y sostenidos de la presión arterial sin necesidad de añadir más medicación". La denervación renal se presenta como una "esperanza para muchos pacientes con hipertensión difícil de controlar", aportando "efectos beneficiosos que se mantienen a largo plazo".
Según el Dr. Bayoumi, esta técnica "nos abre una nueva vía de abordaje para pacientes que no tienen alternativas eficaces". Ante el panorama que dibuja la hipertensión arterial —el enemigo silencioso que mina nuestra salud—, la conclusión de los especialistas es unánime: la batalla se gana en la prevención y la constancia.
Desde Quirónsalud, el mensaje es claro: la detección precoz y un cambio de estilo de vida son vitales, mientras que la ciencia sigue ofreciendo esperanza con técnicas como la denervación renal para los casos más difíciles. La vida es, literalmente, la presión a la que circula la sangre; por ello, tomarse la tensión y tomar medidas es el gesto más responsable para evitar que esta enfermedad sigilosa dicte el final de la historia.