El 21 de abril de 2025 murió en Roma el papa Francisco, el primer pontífice americano y jesuita. En medio de la conmoción por todo el mundo por la pérdida de un papa tan reconocido, excéntrico, mediático y cercano, mientras millones de fieles lo despiden, se activa en el Vaticano la maquinaria para elegir al sucesor en el trono de San Pedro. Finalmente, y contra el pronóstico de las quinielas, sería el misionero estadounidense en Perú Robert Francis Prevost, quien tomaría el 8 de mayo el nombre de León XIV. Como el año pasado demostró la exitosa película de Edward Berger, el cónclave genera siempre una enorme expectación. A ello contribuyen el hermetismo que envuelve al proceso cargado de intrigas palaciegas y confrontación entre familias ideológicas dentro de la Iglesia por tomar el poder.
Ahora, un libro revela la intrahistoria del cónclave en el que se eligió a León XIV, tanto las maniobras externas que intentaron influenciarlo como anécdotas en el interior de la Capilla Sixtina. Se trata de El último cónclave, un relato de los periodistas especializados Elisabetta Piqué y Gerard O'Connell que publica este miércoles en España la editorial barcelonesa Arpa. En la obra, desmontan los mitos que surgieron alrededor del cónclave. "Nuestra versión es diferente gracias a que hemos escuchado a muchos cardenales que han contado cosas muy interesantes y que hacen que este libro sea hasta mejor que el film Cónclave, porque la realidad es mejor que la ficción", afirma O'Connell en declaraciones a EFE.
Los autores sostienen que León XIV fue una de las últimas maniobras y éxitos de Francisco al frente de la Iglesia. Mirando hacia atrás, afirman que el anterior papa señaló "de forma tácita" a Robert Prevost como posible sucesor. "Con sus últimas decisiones, lo trajo a Roma como prefecto de uno de los dicasterios más importantes del Vaticano, lo hizo cardenal y poco antes del cónclave lo nombró cardenal obispo, el mayor rango del que solo hay 12, por eso decimos que fue la última sorpresa de Francisco", apunta Piqué.
El libro confirma también una de las anécdotas que trascendieron de las congregaciones de cardenales: el cardenal italiano Beniamino Stella desconcertó a sus pares porque atacó abiertamente al papa Francisco, de quien digo que ignoró "la arraigada tradición de la Iglesia que vinculaba el poder de gobierno con las órdenes sagradas". Así, durante aquellas reuniones, periodistas de una web católica ultraconservadora repartieron biografías de los cardenales y un libro sobre "los secretos del grupo reformista dentro de la Iglesia", con el que intentaron influir en el cónclave.

Se repite una votación por un error del español Osoro
El cónclave deja varias anécdotas, como que hubo que repetir una votación porque el cardenal español Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid, introdujo por error dos papeletas. Asimismo, algunos cardenales tuvieron que ser despertados en Santa Marta para ir a la Sixtina porque se habían quedado dormidos, ya que no podían tener sus móviles porque el cónclave requiere total aislamiento del exterior y, por lo tanto, lo tenían alarma. El Vaticano les regaló después un despertador.
Sin embargo, hubo un purpurado que no entregó su teléfono, otro detalle que revela el libro. Durante la primera votación, los encargados de seguridad advierten que están captando una señal, ¡una tarjeta SIM activa en la Capilla Sixtina! Dieron aviso al cardenal Pietro Parolin, el secretario de Estado del Vaticano. El cardenal en cuestión era uno de los más ancianos: se encuentra el teléfono en el bolsillo y "desorientado y acongojado, entrega el arma del delito".
La obra también revela detalles de las votaciones. "Vimos que, como sucedió también en el 2013, hubo toda una campaña mediática en la prensa italiana por un candidato italiano que era el cardenal Parolin, pero el paquete de votos que calculábamos, según contaban el resto de cardenales, era imposible. Parolin entró papa y salió cardenal, lo mismo que le pasó a Angelo Scola en 2013", explica Piqué.

El cónclave en la Capilla Sixtina del que salió el nuevo papa / EFE
El conservador Erdö lidera en la primera votación y después Prevost se dispara
La realidad fue otra a la mediática: los resultados de la primera votación muestran que más de treinta candidatos han obtenido votos, pero solo tres han recibido entre veinte y treinta sufragios. El primero es el húngaro Péter Erdő, la baza de los conservadores; seguido ya de Prevost, después Parolin y, finalmente, el francés Jean-Marc Noël Aveline, con entre diez y veinte votos. Durante el recuento de papeletas de la primera votación, Erdö da la sensación de no estar en plena forma, algo que podía haber hecho cambiar de idea a los electores, explican.
"La segunda votación revela un cambio drástico respecto a la noche anterior. El cardenal Prevost es el principal beneficiado: esta vez está en la cima tras ganar muchos votos. Parolin pasa de la tercera a la segunda posición, aunque sus votos no han cambiado sustancialmente", por lo que también se destruye la idea que circuló de que cedió sus votos al estadounidense. Prevost siguió ganando consensos respecto a Parolin y Aveline hasta la cuarta votación, cuando el cardenal nacido en Chicago, pero que vivió casi 40 años en Perú, recibió 108 votos y estallaron los aplausos en la Sixtina.