Durante décadas, los habitantes de Sarajevo han convivido con una sospecha tan macabra como inverosímil, la de unos ‘safaris humanos’ organizados durante la guerra de Bosnia, en los que turistas adinerados habrían pagado fortunas para viajar a las colinas que rodean la ciudad y disparar contra civiles indefensos. Acompañados por milicianos serbobosnios fieles a Radovan Karadzic —posteriormente condenado por genocidio—, estos supuestos criminales participaban en las matanzas del asedio y después volvían impunes a sus vidas en Europa o América. Hasta ahora ninguno de ellos ha sido investigado ni identificado, y muchos han considerado aquellos relatos como una leyenda urbana de la posguerra, pero esta historia podría tener un giro decisivo. La Fiscalía de Milán ha abierto una investigación pionera después de una denuncia presentada en febrero por el periodista italiano Ezio Gavazzeni, el exmagistrado Guido Salvini, la abogada Nicola Brigida y la exalcaldesa de Sarajevo Benjamina Karic. El documento, de 17 páginas, recoge testimonios, pruebas y pistas sobre un entramado que implicaría a ciudadanos italianos, alemanes, franceses, rusos, canadienses, norteamericanos y españoles que habrían pagado decenas de miles de euros por participar en cacerías humanas. Gavazzeni, que topó con estos hechos mientras preparaba un libro de investigación, describe una realidad espeluznante que hasta ahora solo flotaba entre los rumores y el miedo, pero que hoy empieza a abrirse paso en los despachos de la justicia italiana.

La investigación, que se encuentra todavía en una fase preliminar, parte de una hipótesis tan brutal como precisa: decenas de turistas habrían pagado cantidades que hoy equivaldrían a **entre 80.000 y 100.000 euros** para viajar un fin de semana a Sarajevo y disparar contra civiles por pura diversión. Según la denuncia, se trataría de personas aparentemente corrientes, a menudo vinculadas a entornos de la extrema derecha, **apasionadas de las armas y avezadas a practicar la puntería** en campos de tiro o salidas de caza. Un perfil de **turista sádico** que buscaba la adrenalina de un escenario real de guerra. Entre los testimonios que podrían sostener estas acusaciones se encuentran un oficial de inteligencia esloveno, los padres de una niña asesinada en la avenida conocida como Sniper Alley, y un bombero herido que ya declaró durante el juicio contra Slobodan Milosevic haber visto “tiradores turísticos” con actitudes e indumentarias que desentonaban claramente con las de los combatientes locales: “Estoy entrenado y sé reconocer cuándo alguien sin ningún conocimiento del territorio es conducido por alguien que sí lo conoce bien”, afirmó entonces.

No son unos hechos desconocidos

A pesar del impacto mediático que ahora ha tenido la investigación abierta en Milán, las sospechas sobre los llamados ‘safaris humanos’ no son nuevas. De hecho, en 2022 ya se estrenó un documental titulado Sarajevo Safari, producido por Al Jazeera y dirigido por el cineasta esloveno Miran Zupanic, que puso sobre la mesa acusaciones similares. El film recoge una serie de testimonios que describen con detalle cómo millonarios extranjeros podían pagar para viajar a Sarajevo y disparar contra civiles desde las posiciones de los francotiradores, a menudo acompañados y protegidos por las milicias serbobosnias. Según el documental, las tarifas subían cuando las víctimas eran criaturas. La pieza cita a un exoficial de inteligencia estadounidense que afirma haber visto con sus propios ojos cómo civiles forasteros pagaban por acceder a zonas de tiro en barrios como Grbavica. “Vi cómo desconocidos entraban a disparar contra ciudadanos rodeados, a cambio de dinero”, decía. Durante el asedio de Sarajevo —una de las peores masacres de Europa desde la Segunda Guerra Mundial— murieron 11.541 civiles, entre ellos 1.601 niños, y más de 60.000 personas quedaron heridas. Ahora, dos años después de su estreno, el documental podría convertirse en una pieza clave de la investigación judicial. De hecho, no se descarta que el propio Zupanic acabe declarando ante los tribunales italianos.

La posibilidad de desvelar finalmente quién estaba detrás de estos supuestos 'safaris humanos' podría depender, en gran medida, de los documentos que circularon entre servicios de inteligencia durante el conflicto. Según se detalla en la denuncia presentada en Milán, la investigación parte del testimonio de un ex agente de los servicios secretos bosnios, que habría alertado en su momento a diversos operativos italianos destinados a la zona de guerra. Se mencionan, en concreto, tres individuos —procedentes de Turín, Milán y Trieste— que podrían haber sido conocedores o incluso testigos indirectos de estos hechos. La clave, ahora, es si hay archivos, informes o mensajes de aquella época que ayuden a identificar a los participantes o facilitadores de estas acciones criminales. Mientras tanto, el delito que examina la Fiscalía de Milán es el de homicidio múltiple con agravantes de crueldad y motivos abyectos, dos calificaciones que, según la legislación italiana, impiden la prescripción. Esto abre la puerta a una posible persecución penal, aunque hayan pasado más de treinta años de los hechos.

Un exgeneral rompe el silencio

Una de las voces que hasta ahora había guardado silencio sobre estos hechos ha decidido hablar. Se trata de Edin Subasic, exgeneral de brigada del Ejército bosnio, que este miércoles ha confirmado públicamente que ciudadanos italianos con grandes recursos económicos participaron en cacerías humanas durante el asedio de Sarajevo. En una entrevista a la emisora regional N1, Subasic ha asegurado que existía una tarifa concreta para pagar a los militares serbobosnios de la República Srpska a cambio de poder disparar contra civiles indefensos desde las zonas ocupadas de Grbavica. “Había precios para todo: hombres, mujeres, niños, embarazadas, incluso soldados”, ha afirmado. El exmilitar también ha hecho referencia al documental de 2022 como una primera aproximación pública al caso, aunque reconoce que la pieza planteaba tantas preguntas como respuestas. Subasic cree que algunos de los implicados ya han muerto, pero advierte que “los que eran más jóvenes todavía pueden ser juzgados”.