Casi 70 personas de 19 estados de los EE.UU. se han visto afectados por un brote de infecciones por la bacteria E. coli que, según apuntan las autoridades del país, se ha producido tras ingerir lechuga romana cultivada en el Valle de Salinas, California, y cuya distribución se ha prohibido ante el aumento del número de enfermos.

En concreto, han retirado de la venta y han pedido a los consumidores que se deshagan de cabezas enteras de lechuga romana, lechuga orgánica, corazones de lechuga romana, lechuga romana en bolsas de plástico y paquetes de lechuga precortada, así como otras mezclas puestas a la venta que incluyan esta variedad.

Lechuga romana

El caso está envuelto en una cierta polémica porque se cree que la causa de este brote es el empleo de agua agrícola contaminada de acuíferos. El Gobierno de Obama puso en marcha una serie de medidas para aumentar el control de esta aguas, que deberían haber entrado en vigencia el pasado año. Las nuevas reglas exigían que los agricultores realizaran cuatro veces por temporada pruebas al agua para detectar la bacteria y evitar este tipo de brotes. Pero el gobierno de Trump retrasó la implementación de las nuevas reglas de análisis de aguas agrícolas, desarrolladas durante la anterior legislatura, que deberían haber entrado en vigencia el año pasado.

Qué es la E. coli

Según explica la Organización Mundial de la Salud, la Escherichia coli (E. coli) es una bacteria que se encuentra normalmente en el intestino del ser humano y de los animales de sangre caliente. La mayoría de las cepas de E. coli son inofensivas, pero hay algunas, como la productora de toxina Shiga, que pueden causar graves enfermedades a través de los alimentos como la carne picada cruda o poco cocida, leche cruda, y hortalizas y semillas germinadas crudas contaminadas.

Los síntomas que suele producir son los calambres abdominales y la diarrea, que puede progresar en algunos casos a diarrea sanguinolenta (colitis hemorrágica) y cuadros de fiebre y vómitos. La mayoría de los pacientes se recuperan en el plazo de diez días, pero en un pequeño porcentaje de los casos (especialmente niños pequeños y ancianos) la infección puede conducir a una enfermedad potencialmente mortal, como el síndrome urémico hemolítico (SUH), que se caracteriza por una insuficiencia renal aguda, anemia hemolítica y trombocitopenia (deficiencia de plaquetas).

Los casos de la Unión Europea

En Europa, la última infección más grave tuvo lugar en mayo de 2011, cuando en Alemania se produjo un gran brote con 3.842 casos de infección en seres humanos, de los que 855 desarrollaron SUH y 53 fallecieron –la famosa crisis de los pepinos–. Casi simultáneamente se produjo otro brote mucho más pequeño en Francia, cerca de Burdeos, en el que se registraron 15 casos de diarrea sanguinolenta, de los cuales nueve desarrollaron SUH.

Pepinos

Debido a este suceso, la Unión Europa implementó una serie de medidas –en concreto cuatro reglamentos– encaminados a evitar que se produjeran infecciones masivas como las anteriores. Las nuevas normas establecían más exigencias en materia de trazabilidad  de brotes y semillas, la fijación de criterios microbiológicos para los brotes, requisitos para la autorización de los establecimientos que producen y requisitos de certificación en las importaciones de brotes y semillas. Sin embargo, desde la OCU se denunció recientemente que las inspecciones y controles alimentarios que se realizan en la Unión Europea se han reducido en los últimos años.

Lo cierto es que cada año se producen miles de infecciones en todo el continente. En España, el caso más reciente ocurrió hace unas semanas en una boda en Bolullos del Campo (Huelva), donde más de cien personas se vieron afectadas por lo que parece ser otro brote de E. coli.

La OMS recomienda aplicar medidas de control en todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción agropecuaria en la granja hasta la elaboración, fabricación y preparación de los alimentos en las cocinas tanto de establecimientos comerciales como de los hogares para prevenir la infección.

Las recomendaciones para el hogar, son lavar bien todos los productos y separar los alimentos crudos y los cocinados, cocinar completamente y procurar no consumir productos muy poco hechos, mantener los alimentos a temperaturas segura y utilizar agua y materias primas seguras.