Los 40 de hoy en día no son los de antes, nadie lo duda. Llegar a la mitad de la vida –más o menos– puede significar adentrarse en una etapa muy interesante, que suele permitir una mayor libertad económica y familiar, con mejores ingresos de media, mayor confianza en uno mismo y unos objetivos más definidos.

Pero en lo que se refiere al físico, los 40 requieren una mayor preocupación por la salud, así como la necesidad de dedicar más tiempo al cuidado personal si se quiere estar más sano y mantenerse en buen estado. Un contratiempo importante en este sentido es que, a partir de esta década, suelen producirse una serie de cambios en el organismo que nos lleva a una mayor dificultad a la hora de mantener el peso adecuado, como es la ralentización del metabolismo o una cierta pérdida de masa muscular que se acelera en las décadas posteriores.

La buena noticia es que todas estas cuestiones tienen remedio, porque se pueden tomar medidas para contrarrestar estos efectos de la edad y lograr perder peso en caso de que sea necesario. Estos son algunos consejos.

EnsaladaA partir de los 40 años conviene ir tomando medidas para mantener la línea

Reducir, pero no eliminar los carbohidratos

Los carbohidratos son un combustible para nuestro organismo y aunque es cierto que a partir de los 40 las necesidades diarias pueden disminuir, los nutrientes que aportan alientos como los cereales, la fruta fresca, los cereales integrales o las patatas son también muy aconsejables.

Por eso, el mejor consejo es disminuir la cantidad que tomamos diariamente, de modo que pasen a ser un complemento pequeño en los platos, sustituir los de absorción rápida (como el pan, las pastas blancas o los productos azucarados) por otros de absorción lenta (cereales integrales, verduras como la calabaza u otros alimentos como la patata), pero no abandonar su consumo por completo.

Incluir más verduras

Las verduras tienen que constituir la parte esencial del plato. Pueden consumirse en el desayuno, almuerzo y cena y a partir de los cuarenta es preferible reducir las que tienen una mayor cantidad de almidón (como los guisantes, la calabaza, las patatas o el maíz). Aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales, reducen el riesgo de padecer determinadas patologías (como las cardiovasculares), producen saciedad, regulan los niveles de azúcar en sangre y ayudan a tener una mejor digestión.

No olvidarse de las proteínas

Para mantener una buena salud muscular y conseguir los objetivos de pérdida de peso, no hay que olvidarse de las proteínas. A partir de los 40, la recomendación es de tomar aproximadamente 1,5 gramos por kilo de peso, a través de alimentos como el huevo, el pescado o la carne (preferiblemente blanca, roja solo uno o dos días a la semana).

No ponerse a dieta

A los 40 ya no hay dietas que valgan. De lo que se trata es de asumir una serie de hábitos de alimentación que se deben cumplir la mayor parte de los días con algunas excepciones. Eliminar casi totalmente los alimentos altamente procesados, los que tienen una elevada carga glucémica y las grasas saturadas. Se trata de adoptar una mentalidad de equilibrio y no tanto de privación.  

DietaPonerse a dieta a partir de los 40 no tiene sentido

Hacer ejercicio de alta intensidad

Basta con unos minutos al día de ejercicio de alta intensidad para obtener múltiples beneficios. Al aumentar la masa muscular, se consigue aumentar el gasto energético incluso en reposo, por lo que puede ser más fácil perder peso.