Todavía no ha terminado el verano, ni siquiera las vacaciones para muchos, pero es cierto que cada vez estamos más cerca de la vuelta a la rutina. Y como no podría ser de otra manera, este verano nos hemos relajado en cuanto a costumbres alimenticias.

¿Quiere eso decir que nos tenemos que poner a dieta? No, ni mucho menos. Cada uno sabe cómo se siente mejor y el peso o la figura que querría tener. Pero no es menos cierto que para poder afrontar la vuelta a la realidad de los meses que nos esperan a la vuelta de la esquina, conviene ir adoptando determinadas acciones, aunque sea poco a poco y sin agobiarnos.

Comenzar a perder peso y así mejorar la salud y la figura es un objetivo apetecible, pero puede resultar un poco abrumador. Implica enfrentarse a tentaciones cada vez que uno se pone frente a algo de comida o de bebida. Aun así, siempre que no se intente cambiar todo a la vez, se pueden alcanzar determinados objetivos de pérdida de peso. Despacio pero con cierta disciplina.

Desayuno saludable

Para afrontar la rutina, tenemos que ir preparándonos poco a poco

Un plan de alimentación saludable

Un plan de alimentación saludable debe incluir alimentos que se disfruten junto con muchos alimentos saludables y no demasiado procesados ​​como frutas, verduras, cereales integrales, lácteos bajos en grasa, carnes magras, mariscos, legumbres o frutos secos. Gracias a su capacidad para llenarnos, estos alimentos bajos en calorías nos ayudan a mantenernos convencidos del paso que hemos decidido dar.  

Conviene incluir alimentos que tienen mucha fibra (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos) y también aquellos ricos en proteínas pero bajos en grasa (la carne, el pescado, los lácteos y la soja, por ejemplo).

Cambiar los alimentos procesados o ricos en hidratos de carbono por una combinación de los que se han señalado anteriormente es ya un paso adelante que dará sus frutos. Al fin y al cabo, se trata de bajar algunos kilos cogidos en verano, no de adelgazar mucho a través de una dieta.

Pequeños pasos

Los cambios cuestan.  Por eso, los cambios pequeños y graduales en los patrones de alimentación son la mejor manera de ponerse a alimentarse mejor. Una excelente manera de comenzar es hacer la próxima compra a base de alimentos saludables y planificar preparar comidas más sanas en casa. Solo con eso, el avance se notará en seguida.

Metas realistas

¿Cuánto necesitamos perder? ¿Tres, cuatro o cinco kilos? Pues no pongamos el objetivo en ir más allá. Los estudios muestran que perder pequeñas cantidades de peso puede mejorar la salud en general y, más en concreto, reducir la presión arterial y los niveles de azúcar y colesterol en sangre. Perder un kilo cada dos semanas puede ser un objetivo alcanzable. O cada tres semanas. Sin grandes prisas.

Báscula Wallpaperflare

Los expertos recomiendan no ponernos grandes metas

Recompensa, no castigo

Para mantener la motivación alta, merece la pena recompensarse después de alcanzar algún objetivo intermedio. Piensa en qué vas a regalarte como capricho según vayas pasando los pequeños retos.

Por otra parte, no seas duro contigo mismo si un día caes en la tentación y te sales de lo previsto. Le pasa a prácticamente todo el mundo en algún momento. Basta con reconocer la debilidad puntual y volver a lo previsto. Sin más dramas. Otra opción es ser cumplidor en el 80 por ciento del tiempo y relajarse algo en el otro 20 por ciento. Se trata de recuperar la figura, la salud y la autoestima, no de vivir esclavo por haber disfrutado en verano.