En estos meses de verano vale la pena estar pendiente de una posible deshidratación corporal. Y una buena forma de comprobarlo es el color de la orina, que puede indicarnos si nos falta hidratación o si nos hemos pasado con el líquido.

Si es totalmente transparente y ni siquiera tiene un ligero tono amarillo, puede ser signo de que estemos bebiendo más de la cantidad de la recomendada de agua, al igual que si hacemos más de 10 viajes al inodoro en un período de 24 horas. El problema de la sobrehidratación es que un exceso de agua diluye el contenido de electrolitos del organismo.
Urinario

En verano tenemos que estar pendientes de una posible deshidratación corporal: la orina es indicadora de nuestro estado

Cuando la orina tiene un color parecido a la limonada o la cerveza ligera es que una persona está completamente hidratada, por lo que sería el color perfecto para el verano. Sin embargo, cuando pasa a ámbar concentrado o a cobre, es indicio de que se debe beber más agua, aunque todavía no se ha llegado a un nivel peligroso de deshidratación. Éste se produce cuando se alcanza un color tipo café tostado o naranja quemada. En estos casos, los minerales y productos químicos que se encuentran naturalmente en la orina se concentran y producen este tipo de tonalidad. Significa que se ha producido una deshidratación más profunda y es probable que aparezcan los vómitos, la diarrea y la fiebre, que provocan a su vez que el cuerpo pierda agua rápidamente.

Afortunadamente, la mayoría de los adultos sanos pueden rehidratarse fácilmente al beber constantemente mucha agua y líquidos con alto contenido de electrolitos. El agua embotellada y el agua del grifo contienen pocos electrolitos, por lo que si se está produciendo una ligera deshidratación, puede ser aconsejable tomar una bebida con una concentración más alta de los mismos para restaurar el equilibrio corporal.

Ahora en verano, los mejores consejos para evitar la deshidratación son los siguientes:

  • Llevar siempre a mano una botella reutilizable.
  • Limitar el consumo de cafeína y alcohol.
  • Beber mucha agua antes de hacer ejercicio.
  • Limitar los alimentos que son demasiado salados o azucarados.

Bebiendo agua

 

En cuanto a los mejores alimentos para combatir la deshidratación en verano, lo más aconsejable es consumir alimentos frescos, menos cocinados, ricos en agua. Es el tiempo de hacer ensaladas, macedonias, sopas, cremas, gazpachos. Mejor platos que no tengan demasiadas grasas (excepto las grasas saludables presentes en el pescado azul, las semillas o el aceite de oliva por ejemplo), sino que sean de fácil digestión. Las frutas y verduras deben ser los principales tentempiés a lo largo del día por encima de cualquier otro tipo de productos. Y también es tiempo de sustituir la sal por otro tipo de sustancias que dan sabor como las especias, porque la sal contribuye a retener los líquidos en el organismo.