En plena pandemia mundial por la Covid-19, las personas que padecen enfermedades crónicas en las vías respiratorias se han convertido en personal de riesgo. Entre ellas, las que sufren de bronquiectasias, una enfermedad de las vías respiratorias que se caracteriza por una inflamación e infección recurrente de los bronquios. Cuando esto ocurre, las bacterias y el moco se acumulan en los pulmones y provoca bloqueos de las vías respiratorias. No existe por ahora una cura definitiva para esta patología, aunque tomando una serie de medidas se puede llevar una vida normal.

Puede comenzar en la infancia o en la etapa adulta y una de las causas que la provocan es la fibrosis quística, una condición genética que causa una producción anormal de moco. En otros casos, el desarrollo de la enfermedad no tiene nada que ver con la fibrosis, sino a otros factores como un sistema inmune que funciona anormalmente, padecer la enfermedad inflamatoria intestinal, alguna enfermedad autoinmune, EPOC, VIH o la Aspergilosis alérgica (una reacción pulmonar alérgica al hongo).

Dificultades respiratorias

Los casos de bronquiectasias por infección suponen un 35 por ciento, dentro de los cuales la mayoría son por tuberculosis

Ahora, se ha publicado un nuevo estudio en el European Respiratory Journal en el que han participado numerosos miembros de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). En él han llegado a la conclusión de que los bajos niveles de actividad física y la gran cantidad de tiempo en conducta sedentaria se asocian a un mayor riesgo de ser hospitalizado por una agudización de bronquiectasias. Según declaran desde la sociedad, de validarse estos hallazgos en el futuro, sería apropiado incluir la actividad física y rechazar el comportamiento sedentario como un elemento que se debe incluir en las escalas de gravedad de esta enfermedad respiratoria.

“Hasta donde sabemos, la importancia de este estudio radica en que es el primero que investiga la asociación entre la actividad física, el tiempo de sedentarismo y la hospitalización por una agudización en pacientes con bronquiectasias. Confirmamos que los pacientes que hospitalizaron por una agudización por bronquiectasias al cabo de un año de seguimiento presentaron unas características clínicas peores, mayor severidad y niveles de actividad física más bajos al inicio del estudio en comparación con aquellos que no llegaron a ser hospitalizados”, asegura la fisioterapeuta Victoria Alcaraz, miembro de SEPAR y primera firmante del trabajo.

El objetivo secundario fue establecer los puntos de corte de pasos caminados por día y tiempo dedicado a la conducta sedentaria que indicarían que el riesgo de hospitalizar al año siguiente. Para ello, se llevó a cabo un estudio prospectivo observacional.

En la evaluación basal se midió la función pulmonar, la calidad de vida, la tolerancia al ejercicio, así como la gravedad de las bronquiectasias y la actividad física. La actividad física fue evaluada objetivamente durante una semana, utilizando un sensor (acelerómetro SenseWear), cuyos resultados se expresaron en  pasos por día y tiempo en sedentarismo. Al cabo de un año de seguimiento se recogió el número de pacientes que se hospitalizaron a causa de una agudización por bronquiectasias.

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El diagnóstico de bronquiectasias se puede realizar en ocasiones mediante radiografía de tórax

Los resultados del estudio muestran que se estudiaron un total de 64 pacientes con bronquiectasias, de los cuales 15 (23%) se hospitalizaron durante el seguimiento. Los pacientes hospitalizados mostraron, en la evaluación basal, peores resultados clínicos y de gravedad, caminaban menos pasos por día y tenían un comportamiento más sedentario que el grupo no hospitalizado.

Además, los pacientes que caminaron menos de 6.290 pasos por día o que pasaron más de 7,8 horas al día en comportamiento sedentario tuvieron un riesgo aumentado de ingresar en un hospital debido a una agudización por bronquiectasias. En concreto, pasar al menos 7,8 horas al día con una conducta sedentaria se asoció a un riesgo de 5,9 veces mayor de ingreso hospitalario durante el año siguiente.