El consumo de batidos de proteínas se ha ido extendiendo entre la población en los últimos años de forma sostenida. Hasta el punto de que supone un mercado que se estima que moverá más de 15.000 millones de euros en 2023.

Se utilizan fundamentalmente como complemento dietético a la hora de hacer deporte, para aumentar la masa muscular e incrementar el rendimiento. La más común es la proteína whey, que está elaborada con suero de leche, que contiene altos niveles de aminoácidos de cadena ramificada (BCAA), esenciales porque componen casi la tercera parte de los músculos y el esqueleto del cuerpo humano, y tienen un papel fundamental en la síntesis de proteínas.

Los BCAA son principalmente tres aminoácidos: leucina, isoleucina y valina. El cuerpo no puede sintetizarlos, por lo que deben ser aportados mediante la dieta. Su uso está muy extendido entre los deportistas porque mejoran los procesos de recuperación muscular, actúan como sustrato energético durante el ejercicio y mejoran la sensación de fatiga. 

Su uso está muy extendido entre los deportistas porque mejoran los procesos de recuperación muscular, actúan como sustrato energético durante el ejercicio y mejoran la sensación de fatiga

Sin embargo, un nuevo estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Sydney, en Australia, ha descubierto que consumir demasiados batidos proteicos de este perfil puede tener efectos negativos para la salud a largo plazo. Los resultados han sido publicados en la revista Nature Metabolism.

Los investigadores vienen desde hace tiempo estudiando las consecuencias de seguir una dieta alta en proteínas y bajas en carbohidratos. Según destacan, lo que esta nueva investigación realizada en ratones ha demostrado es que el equilibrio de aminoácidos es importante. Es mejor variar las fuentes de proteínas para garantizar que se obtenga el mejor equilibrio de aminoácidos.

Como es obvio, los roedores que ingirieron una gran cantidad de BCAA tenían niveles altos de estos aminoácidos y más en concreto en su sangre. El problema es que esa presencia alteró la función del triptófano, un alfa-aminoácido del cual se deriva la serotonina, una hormona clave y un neurotransmisor. El triptófano es el precursor de la serotonina, conocida la hormona de la felicidad por sus efectos en el estado de ánimo y su papel a la hora de inducir el sueño. Los niveles altos de BCAA provocaron una alteración en el triptófano y los niveles de serotonina en el cerebro se quedaron por debajo de lo normal en los ratones a los que se les suministró la proteína whey. Al reducirse los niveles de serotonina, el estado de ánimo cambió, aumentó el apetito, se produjo una sobrealimentación masiva y los ratones engordaron notablemente.

Los investigadores abogan por seguir una dieta con una presencia de aminoácidos más amplia, no reducida a los BCAA. Los aminoácidos esenciales no los puede producir el cuerpo, y por lo tanto, deben ser suministrados por la alimentación. Son nueve en total: histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina. Están presentes en casi todos los alimentos naturales, aunque de forma especial los que contienen proteína animal: carnes, pescados, mariscos, huevos, leche y productos lácteos. Dentro de los vegetales, tienen una alta presencia en los cereales y legumbres.