La aterosclerosis se ha convertido en una auténtica epidemia en la sociedad occidental. Se produce cuando se acumulan depósitos de colesterol, así como otras sustancias, en las paredes de las arterias, lo que hace que estos vasos se estrechen.  Este estrechamiento puede reducir el flujo de sangre o, en su forma más severa, bloquearlo por completo. Cuando esto sucede en las arterias que suministran sangre al corazón, se llama enfermedad coronaria.

Los síntomas pueden incluir dolor en el pecho, debilidad, mareos, dolor en los brazos y falta de aliento. En ocasiones, se produce un debilitamiento del músculo cardíaco de una persona, lo que a su vez puede derivar en un ataque cardíaco. 

Corazón

Un nuevo estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology y llevado a cabo en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid, concluye que esta patología aumenta rápidamente en una década fundamental en la salud de las personas: la que transcurre entre los 40 y los 50 años.

El estudio

En la investigación, se analizaron datos de 4.200 hombres y mujeres de mediana edad con buena salud durante diez años. Los expertos descubrieron que, contrariamente a lo que los expertos pensaban anteriormente, la aterosclerosis se desarrolla rápidamente entre las edades de 40 y 50 años, incluso en personas parecen sanas. Se trata de la primera investigación que estudia la progresión de la aterosclerosis a intervalos frecuentes.

La visión anterior era que la enfermedad progresaba muy lentamente a lo largo de la vida. Sin embargo, los nuevos resultados mostraron que la enfermedad progresó muy rápidamente en el 40% de las personas que formaron parte del estudio. La intención es continuar con la investigación para saber si esta progresión está asociada con eventos cardiovasculares, porque la velocidad de la progresión de la aterosclerosis no ha sido un factor en la evaluación del riesgo individual.

Durante el estudio también se confirmaron la incidencia de los factores de riesgo que ya se conocían para desarrollar esta patología: fumar, padecer diabetes, tener sobrepeso u obesidad, comer una dieta poco saludable y tener un familiar que tenga una enfermedad cardíaca.

Según el Dr. Valentín Fuster, Director del CNIC y el investigador principal del estudio, este método permitió al equipo “identificar la progresión de la enfermedad antes de lo que es posible con los marcadores clásicos, como la presencia de calcio coronario detectado por tomografía computarizada (TC), lo que nos permite identificar a las personas con mayor riesgo que podrían beneficiarse de una intervención temprana”

La tomografía computarizada requiere exposición a una dosis baja de radiación, lo que evita la ecografía. En el estudio, los autores pudieron comparar ambas técnicas directamente para determinar sus méritos relativos. Los resultados han mostrado que la ecografía de las arterias periféricas es un método más eficaz para detectar la progresión de la aterosclerosis que el estudio del calcio coronario por TC.

Hombre cincuentena

Los médicos a menudo solo detectan la aterosclerosis después de que una persona ha sufrido un ataque cardíaco o un derrame cerebral. En esta etapa tardía, las intervenciones para reducir la aterosclerosis tienen una efectividad limitada. Ser capaz de detectar la aterosclerosis fácilmente y saber buscarla entre las edades de 40 y 50 podría, por lo tanto, ayudar a detener la progresión de la enfermedad hasta el punto en el que se vuelve peligrosa.

El hallazgo clave del estudio es que, durante un seguimiento breve de solo 3 años, el 40% de las personas de entre 40 y 50 años mostraron una importante progresión de la aterosclerosis en distintos lugares, incluida la carótida, arterias femorales y coronarias. Esta rápida progresión de la enfermedad podría hacer que estas personas sean más vulnerables a desarrollar síntomas o tener eventos clínicos, como un ataque cardíaco o un derrame cerebral.