Se trata de un neologismo que define muy bien un momento que estamos atravesando en este confinamiento. El vamping proviene de la unión de las palabras en inglés vampire (vampiro) y texting (acción de enviar mensajes de texto a través de aparatos electrónicos). Y se refiere al abuso de las nuevas tecnologías antes de dormir: consultas de grupos de Whatsapp, redes sociales o páginas web. Lo cierto es que desde hace tiempo se ha alertado sobre este fenómeno entre adolescentes, pero el hecho de no poder salir de casa y de que nuestros horarios estén cambiando ha provocado que también afecte a los adultos.

El vamping, según los expertos, tiene efectos negativos para la salud. La luz azul que emiten las pantallas afecta de manera clara a la calidad del sueño y, por lo tanto, a la vida en general y la capacidad de concentración y rendimiento de las personas. A la hora de dormirnos, el cuerpo humano segrega melatonina, que es la hormona que regula el ciclo del sueño. El cerebro comienza a producir esta hormona aproximadamente dos horas antes de irnos a dormir.

Hombre tablet

En la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra se han realizado en los últimos años un gran número de estudios al respecto y, tal y como destacan, los efectos son reseñables. Si se utilizan aparatos electrónicos con luz, el cerebro entiende que aún es de día y no segrega melatonina, ya que la luz detiene la producción, por lo que se retrasa el inicio del sueño y se duermen menos horas. Se produce lo que se llama insomnio tecnológico.

Aunque en un principio era un fenómeno achacable a los adolescentes, cada vez se pone más de manifiesto que también los niños están afectados. En pleno confinamiento, mientras el uso de las pantallas se multiplica, las consecuencias pueden ser más graves. De hecho, hay estudios muestran que la falta de sueño provocada por el uso de las pantallas perjudica en mayor medida a los niños, ya que la producción de melatonina se reduce hasta un 90% más que en el adulto.

Esta falta de descanso, les afecta, entre otras cosas, a su eficacia a la hora de emprender tareas, a pensar con claridad, a sentar la memoria y reaccionar con agilidad. Pero es que además, el sueño reparador es un elemento de prevención muy importante que disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades como infartos, ictus o depresiones. Y también la obesidad, porque se ha demostrado que la luz azul de las pantallas aumenta el apetito. Al igual que antes, esta alteración se debe a la segregación de la melatonina que, al verse inhibida debido al abuso de las pantallas, provoca un aumento en la producción de neuropéptidos, que estimulan nuestro apetito y la apetencia por alimentos más grasos y dulces.

Niño ordenador

Dormir entre tres y cinco horas menos de lo habitual lleva a ingerir una media de 385 calorías más al día, una cantidad nada desdeñable que incide notablemente en el aumento de peso. Por eso, hay que procurar establecer una rutina que permita, entre otras cosas, dormir entre seis y ocho horas para los adultos y entre nueve y once para los más pequeños. De esta forma, ayudaremos a preservar nuestra salud de forma óptima durante estos días.