Si hay una tendencia que ha triunfado este año en el mundo de la alimentación en 2019 que estamos a punto de dejar, es la del ayuno intermitente. No se puede decir que no tenga historia, pues el ayuno ha sido practicado a lo largo de los siglos por diferentes motivos: curas, depuraciones, motivos religiosos, razones culturales… se puede encontrar una amplia bibliografía al respecto. Pero es cierto que este año ha traspasado todas las fronteras y ha ganado más adeptos que nunca en una nueva forma denominada en inglés intermittent fasting, que practican miles de personas en todo el mundo y que muchos famosos han puesto de moda a través de las redes sociales.

La base del ayuno intermitente consiste en realizar una dieta con intervalos de tiempo reducidos para las comidas y espacios más amplios de ayuno al día. Se puede realizar de diversos modos, como por ejemplo el llamado 16:8, en el que la persona que lo sigue ha de mantenerse 16 horas en ayunas (coincidiendo principalmente por la noche) y comer en las 8 restantes; el de 24 horas, por el que se realiza una sola comida al día. O también el de días alternos, en el que la dieta debe realizarse mediante un ayuno un día y comer al otro.

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Es importante señalar que antes de realizarlo, hay que consultar con el médico, porque no es apto para todo el mundo. Además, puede provocar efectos secundarios como mareos, dolor de cabeza o estreñimiento. Pero aun así, cada vez más estudios avalan su eficacia.

El último trabajo científico ha sido realizado en la Universidad de California y aparece en la revista Cell Metabolism. Los expertos han hallado que aquellas personas que padecen el síndrome metabólico, un término que se utiliza para determinar el estado de salud de determinadas personas en las que confluyen una serie de factores de riesgo para sufrir enfermedades graves, como la diabetes, dolencias cardíacas o el ictus.

Entre esos factores de riesgo se encuentran el sobrepeso y la obesidad especialmente abdominal, la hipertensión, los triglicéridos y el azúcar alto en sangre o los bajos niveles del colesterol bueno. Se calcula que lo padecen un tercio de los adultos y más del 50% de las personas de 60 años o más. 

Pues bien, por primera vez este nuevo estudio ha analizado la influencia del ayuno intermitente a la hora de perder peso y controlar el azúcar en la sangre y la presión arterial en personas con síndrome metabólico.

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El estudio

En total participaron 19 personas con los síntomas de esta condición que podían comer lo que quisieran, siempre que restringieran su alimentación a un espacio de 10 horas o menos al día. La mayoría de las personas padecían obesidad, y el 84% tomaba al menos un medicamento. Cuando comenzaron a realizarlo, los expertos reportaron que los pacientes se encontraban mejor, con más energía y un mejor sueño, lo que constituyó un refuerzo positivo. El estudio duró 3 meses, durante los cuales redujeron un 3% el peso y el índice de masa corporal (IMC), de media, lo que hizo que descendiera su riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, se produjo también una reducción en la presión arterial y el colesterol, así como mejoras en la glucosa en ayunas.