Cuando hace una semana desde que la dirección de Junts per Catalunya decidió, desde Perpiñán, romper con el PSOE dos años después de haber llegado a un acuerdo histórico ante los incumplimientos de los socialistas con este pacto, aún se suceden las reacciones. Uno de los últimos en opinar sobre la decisión de los de Carles Puigdemont ha sido el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El socialista conoce bien al president de Junts, ya que desde el encarcelamiento de Santos Cerdán, a raíz del caso Koldo, a finales de junio, ha sido él quien ha encabezado la delegación del PSOE para reunirse con los de Junts en Suiza. Y para Zapatero, este encarcelamiento supuso un revés muy importante en la relación de ambos partidos, ya que fue el mismo Cerdán quien firmó por parte de los socialistas el conocido como Acuerdo de Bruselas y quien estaba en contacto con los dirigentes de Junts, especialmente su secretario general, Jordi Turull. En un desayuno informativo, el expresidente del Gobierno se ha mostrado convencido de que su entrada en prisión influyó en la decisión de los de Junts.
Zapatero también ha asegurado que el "punto final" de Puigdemont con los socialistas, detallado en una comparecencia de prensa y avalado por la militancia del partido, fue "amable y respetuoso", y que su tarea se centró mucho en intentar evitarla y conseguir que la relación política entre las dos formaciones continuara en marcha, ya que los votos de los siete diputados de Junts son imprescindibles para que el Gobierno pueda aprobar sus iniciativas en el Congreso. Aunque finalmente Junts haya decidido romper la baraja ante los incumplimientos, el socialista considera que el proceso ha sido "positivo" y que en él ha aprendido muchas cosas.
Los deberes pendientes
Sobre el encarcelamiento de Cerdán, que tuvo lugar a finales de junio, semanas después de que todo estallara por los aires a raíz de un demoledor informe de la UCO, Zapatero ha asegurado que este hecho tuvo repercusiones políticas e impactó a todas las partes. "Había desarrollado una confianza muy intensa con los dirigentes de Junts. No digo que lo determinara todo, pero que ha influido sí", ha remachado en estos encuentros. Con todo, quien fue presidente del Gobierno entre 2004 y 2011 y a quien Pedro Sánchez ha recuperado en la primera línea política, ha querido demostrar su "optimismo antropológico" y ha dejado caer que este freno de Junts al PSOE no tiene por qué querer decir un adiós. "Nunca se sabe si las rupturas son definitivas". Para conseguirlo, cree que es imprescindible que el Gobierno haga cumplir dos de los grandes compromisos que tiene pendientes con Junts, más allá de la aplicación de la ley de amnistía: la delegación de las competencias en materia de inmigración, que Podemos frenó en el Congreso acusando a los de Puigdemont de racistas, y la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, un punto clave para Junts.