"Quins pebrots". Es uno de los muchos puñales que en las últimas horas han sobrevolado los pasillos del Parlament entre las fuerzas independentistas. El clima electoral ha acabado de intoxicar las relaciones entre JxCat, ERC y la CUP, convirtiendo la cámara catalana en un todos contra todos. Unos y otros se acusan mutuamente de electoralismo. Por el camino hacia el 10-N, la quimérica unidad independentista se vuelve a desmoronar.

El detonante, ahora, ha sido la iniciativa de la CUP de superar la respuesta conjunta a la sentencia que pactó con JxCat y ERC y dar prioridad a una moción propia. Los anticapitalistas ya habían dejado claro que aquel documento consensuado con el resto de grupos independentistas era insuficiente porque no entraba a concretar qué pasos habrá que seguir a partir de ahora, más allá de reiterar el compromiso con el derecho de autodeterminación y al reprobación de la monarquía. En la moción presentada ahora en solitario vuelven a insistir en la necesidad de ejercer este derecho, pero van más allá con un desafío directo al Govern de la Generalitat, a quien exigen el cese del conseller de Interior, Miquel Buch, por las actuaciones policiales de los últimos días. Esta iniciativa se votará durante el próximo pleno, los días 12 y 13 de noviembre y se adelantará finalmente a la propuesta de resolución conjunta porque la propia CUP se ha opuesto a tramitar de urgencia el texto compartido con JxCat y ERC.

Este movimiento ha abierto la caja de los truenos y ha motivado una nueva oleada de reproches entre independentistas. Eso sí, no ante los focos, sino detrás. Así, tanto fuentes de ERC como de JxCat se han apresurado a calificar el gesto de la CUP de electoralismo, ahora que han decidido presentarse a las elecciones generales. Los socios de Govern critican que los cupaires no hayan querido dar prioridad a la propuesta conjunta, bloqueando el trámite de urgencia. Pero los dardos no van sólo hacia los anticapitalistas. JxCat y ERC, en quienes radica la pugna principal, también se señalan y se acusan de partidismo.

Así, por ejemplo, JxCat recuerda que ERC también presentó una moción propia para responder a la sentencia la semana pasada. Los republicanos aseguran que aquel texto era previo a la respuesta de consenso y que en todo momento se abrió a retirarla en pro de la unidad.  Además, su candidato Gabriel Rufián ha seguido insistiendo un día más en las críticas contra el conseller de Interior (de JxCat). 

Ante las críticas, la CUP afirma que los puntos que incorporan en la moción no son nuevos y que ya los vienen reclamado desde hace mucho tiempo. "Seguimos trabajando como hacíamos desde el inicio de la legislatura", explican.

Sea como sea, todas estas propuestas parlamentarias, las conjuntas y las propias, no se votarán hasta pasadas las elecciones. Lo que es seguro es que la campaña no ayudará a mejorar las relaciones. En todo caso al contrario. Justo 24 horas antes de que arranque la carrera hacia el 10-N habrá un reensayo de unidad. Será este miércoles con la reunión de la Asamblea de Cargos Electos, donde participarán los tres principales partidos independentistas.