El PSC tiene músculo en Catalunya. Y por si a alguien le quedaba alguna duda, el partido lo ha demostrado este domingo con un macroacto en Barcelona que ha querido acabar el año con una exhibición de fuerza. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acompañado al primer secretario del PSC, Salvador Illa, el líder socialista en Barcelona, Jaume Collboni, y la viceprimera secretaria de Organización, Lluïsa Moret, una cabecera conformada por la plana mayor del PSC y que también ha reunido a los principales representantes municipales, catalanes y estatales, actuales e históricos. La militancia socialista, completamente entregada, ha superado las previsiones de la organización hasta el punto de llenar la sala principal del acto y obligar a habilitar una de auxiliar para el resto del público. En total, más de 2.500 personas no se han querido perder la oportunidad de ver a Pedro Sánchez en persona.

Y es que, a pesar del título 'La Barcelona del Sí, Alcalde Collboni', la orientación municipal del acto ha sido más bien un espejismo. El mandatario español ha tenido el recibimiento más efusivo por parte del público y ha sido el auténtico protagonista. Después de su ausencia de último momento en septiembre durante la tradicional Fiesta de la Rosa en Gavà, y ahora entre gritos de presidente, Pedro Sánchez ha reivindicado la tarea que está haciendo al PSOE desde La Moncloa en todos sus campos.

También en materia catalana. El presidente se ha alzado como el máximo defensor de la convivencia a Catalunya. "Hemos decidido, y esta es una decisión política, rescatar Catalunya de la crispación y la confrontación para devolver al territorio la convivencia y la concordia", ha compartido. En este intento, el ejecutivo central ha tomado "decisiones arriesgadas", pero ha admitido que no existe alternativa a retornar el conflicto entre Catalunya y el Estado al campo de la política y lejos de los juzgados, expresión que usa habitualmente el independentismo. Ahora bien, a pesar del mensaje, Sánchez no se ha atrevido en ningún momento a hacer una mención explícita de las últimas medidas que se están impulsando en materia de "desjudicialización". Las palabras sedición y malversación no han hecho acto de presencia en ningún momento a lo largo de su discurso, si bien la reforma del Código Penal se encuentra de lleno en el orden del día en el Congreso, con el inminente debate de las enmiendas, y se espera su aprobación antes de que acabe el año.

Si el presidente español ha callado sobre esto, se ha asegurado de mencionar otros proyectos que lidera el gobierno central en Catalunya. Uno de ellos, el corredor de hidrógeno verde BarMar, presentado esta semana por España, Francia y Portugal con el visto bueno de la Unión Europea, y que Sánchez ha aprovechado para alegar que no habría sido posible en 2017, en pleno procés. Por el contrario, el gasoducto que tiene que unir Barcelona y Marsella representa el valor de la unidad, concepto que considera clave de cara al futuro porque permite "construir entre todos un proyecto que aparque las diferencias". Es precisamente por eso que ha rebajado la amenaza del independentismo de cara al futuro. "Proyectos políticos como estos, que segregan y dividen, son cosa del pasado", ha advertido.

Y tampoco se ha olvidado de otro debate de actualidad: el que encabeza el Partido Popular, Vox y Ciudadanos con amenazas de una moción de censura y acusaciones de dictador. Ante estos reproches, Sánchez ha pedido a la derecha y la ultraderecha que "dejen las inocentadas para el 28 de diciembre", y los ha acusado de perder el tiempo animando a la crispación. "Ellos con sus desvaríos y nosotros con soluciones", ha lanzado, asegurando que con esta manera de actuar "se hunde y se rompe" el discurso catastrofista de las derechas. Y un aviso también al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ha reclamado elecciones anticipadas: "Mejor que antes de pedirlas reconozcan el resultado de las anteriores. No sea que cuando las pierdan vuelvan a salir con lo mismo".

 

Pedro Sánchez i Salvador Illa, durant l'acte / Foto: EFE
Pedro Sánchez y Salvador Illa, durante el acto / Foto: EFE

Illa ve el Govern "fracasado, colapsado y débil"

Por su parte, Salvador Illa se ha centrado a alabar la tarea del presidente español y el perfil que ha marcado el PSOE desde el gobierno central. Por eso ha compartido con el público la necesidad que el PSC, "fuerza tranquila", se instale también en la Generalitat. Reproches inevitables también al ejecutivo de Pere Aragonès, que una vez más ha tachado de "fracasado, colapsado y débil", y frente al cual el PSC se ha reivindicado como una alternativa "útil y respetuosa". Illa también ha hablado sobre los presupuestos del año próximo, que avanzan aún despacio. "No estamos ni a mitad del camino", ha lamentado, urgiendo a ERC a negociar sin dar golpes de volante. Sobre la tarea del Govern durante los últimos dos meses en solitario, el líder socialista ha extraído cuatro conclusiones, todas ellas negativas: "hace poco trabajo, planifica poco, está demasiado inquieto y tiene una actitud demasiado tacaña que induce a desconfiar". 

 

"Seré el alcalde de la nueva etapa de Barcelona"

Por su parte, el primer teniente de alcalde de Barcelona y recientemente escogido candidato en la capital de cara a las próximas municipales, Jaume Collboni, ha aprovechado su intervención para reivindicarse nuevamente ante sus bases y hacerse un lugar entre los protagonistas de la jornada. A pesar de su presencia en el gobierno municipal, Collboni ha celebrado que el PSC se haya convertido en un nuevo "referente" político después de años de cuestionamientos. "Yo tenía la convicción de que la Barcelona del sí volvería", ha asegurado, compartiendo cuáles serán sus prioridades si gana los comicios: la problemática de la vivienda, el civismo y la seguridad. "Quiero ser y seré el alcalde de la nueva etapa de Barcelona", ha afirmado. Recogiendo el testigo de los exalcaldes Joan Clos y Jordi Hereu, presentes en el acto. Sánchez, Illa y Moret también han impulsado hacia la victoria al "futuro alcalde de Barcelona".