Parece que la guerra que estalló el mes de febrero entre Teodoro García Egea y Pablo Casado contra Isabel Díaz Ayuso ya es historia del partido con la llegada a la presidencia de Alberto Núñez Feijóo, que ha disparado los populares en las encuestas. Con todo, sin embargo, siguen surgiendo informaciones que explican todos los detalles de la guerra abierta entre dos personas que en el pasado habían sido grandes amigos, Ayuso y Casado. Esta crisis estalló por la investigación sobre la familia Ayuso ante un posible caso de corrupción que lo rodeaba a ella y su hermano en la compra de mascarillas, pero la realidad es que se remontaba mucho más en el tiempo, desde que la madrileña se convirtió en un fenómeno después de las elecciones del 4-M y quería presentarse en el congreso para presidir el partido en Madrid. Ahora, el diario El Mundo revela el contenido de estos mensajes personales entre los políticos que reflejan a la perfección las tensiones vividas.

La semilla del problema: Madrid

Pocos días después de su victoria electoral, el 13 de mayo Ayuso escribía a Caado para anunciarle sus intenciones: "Querido Pablo. Como te imaginarás me quiero presentar al Congreso en Madrid. Hace días que espero para decírtelo y hablarlo antes de ser sincera a las entrevistas. Llevo 17 años en esta casa siendo todo tipo de cosas. Quiero un proyecto, el tuyo, en Madrid. Pero quiero dar el paso, lo tengo que dar. Y te pido tu soporte", escribía en un contundente mensaje la presidenta madrileña. Casado, sin embargo, la respondió echando pelotas fuera: "Querida, Isa, creo que vale la pena hablar este tema en personas cuando nos vemos. Besos". Ante esta seca contestación, Ayuso insistía: "Hagamos para vernos, por favor. Me paso el día diciendo lo que no quiero. ¿Podemos vernos media hora el fin de semana o lunes?", pero Casado evitaba este encuentro y la posponía reiteradamente.

Ayuso tuvo bastante para darse cuenta de ello que la dirección de su partido, la cual señaló directamente cuando saltó el escándalo de las mascarillas, no quería que acumulara más poder. Casado y Egea se encargaron de dejarlo claro en todos los actos del partido, tanto públicos como privados. El presidente sufría por si Ayuso decidía de repente crear una candidatura alternativa para cogerle el sitio.

Los reproches de Ayuso

Un mes después del primer mensaje, el 17 de junio las diferencias se constataron cuando Génova montó un acto por reivindicar los dos años de Almeida al frente de la ciudad, pero Ayuso ni siquiera fue invitada. Ella reaccionó con un nuevo whatsapp: "Me gustaría que quedáramos un día, que habláramos serenamente y que no nos alejáramos. La falta de comunicación provoca estas tonterías". Otra vez, silencio de Casado. Este hizo que en Ayuso se le empiezas a agotar la paciencia y reforzara la ofensiva para|por un congreso regional que todavía no se ha producido. Ella hacía un llamamiento al efecto 4-M, que los volvió a poner de moda: "El congreso es urgente, nombrar candidatos potentes y elevarlos a alcaldes y hacerlo con tiempo. Hablamos de ciudades con 200.000 habitantes y tenemos candidatos desconocidos. Si esperamos, iremos muy por detrás".

Los mensajes por el congreso continuaron a finales de agosto, sin éxito. El 1 de septiembre, con el comienzo de un nuevo curso, advirtió que ya no escondería sus intenciones, comunicado a los periodistas que tenía la intención de presentarse. Además, aunque Casado continuaba inmóvil, le ofreció dejarse ver juntos en público y hacer una comparecencia en el patio de la Puerta del Sol. El presidente volvió a decir que no.

En todo este contexto, Casado descubrió el caso de la posible corrupción del hermano de Ayuso y vio la oportunidad de destruirla, que justificaba que su hermano había declarado el ingreso y, por lo tanto, era legal. Egea, enemigo número 1 de Ayuso, aprovechó la ocasión para hacerle saber que no podría presidir el congreso con este caso en los hombros y ella lo bloqueó por Whatsapp.

Un mensaje de 'buen año'

Desde este momento las tensiones fueron en aumento y estallaron al principio de diciembre, cuando un exministro avisó a Ayuso de que desde el Ayuntamiento de Madrid habían contratado a un detective para espiar a su familia. Ayuso enloqueció y pidió explicaciones a Almeida, pero este no sabía nada. Con el Fin de Año, y siendo consciente que Casado había ordenado espiarla, la presidenta volvió a escribirle: "Será un infierno si no nos elevamos por encima de los partidos que nos rodean (...) Te ruego que le des una vuelta. Empezar el 2022 juntos sería el mayor revulsivo. Y que te sientes con el gobierno de Madrid, que es el tuyo y por donde te presentarás. Empieza el 2022 con la casa unida a tu alrededor...", le decía. Casado volvió a rechazar la propuesta y el resto es historia.