"He perdido a un amigo y un colaborador". El presidente Jordi Pujol ha reaccionado así, en declaraciones en exclusiva a ElNacional.cat, a la muerte este martes de Lluís Prenafeta, quien fue su mano derecha en un momento clave de la historia contemporánea de Catalunya. Pujol ha reconocido que llegó a Prenafeta a través de su mujer, Marta Ferrusola, que es a quien le dijo -explica- "he encontrado una persona que me parece que tiene unas ideas claras sobre lo que puede ser esta acción". A finales de los años 70, Prenafeta entró a militar en Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y tuvo un papel destacado en la campaña para las primeras elecciones en el Parlament de 1980, que abrieron las puertas de la Palau de la Generalitat a Pujol.

El apoyo de Prenafeta en los primeros pasos de aquella Generalitat fue fundamental para los hitos posteriores alcanzados por las políticas que Pujol fue desplegando a lo largo de los años. Una colaboración que Pujol, ante la desaparición de quien fue un colaborador muy estrecho, no quiere dejar de reconocer: "Qué queréis que os diga, visto el transcurso de una vida, hay momentos en que para emprender grandes proyectos se necesita un Prenafeta; para otras cosas, mucha gente, sin embargo, para muchos grandes proyectos y para un gran país entero, [se necesita] un Prenafeta".

Mano derecha desde primera hora

Pujol situó Prenafeta a su lado desde el primer momento, nombrándolo secretario de Presidència de la Generalitat, cargo que ocupó durante una década. "Me siento agradecido por su colaboración, pero sobre todo por su patriotismo", ha subrayado a Pujol, elogiando el talante de su colaborador, marcado por unas profundas convicciones patrióticas. De hecho, la dedicación de Prenafeta fue primordial para levantar varios pilares fundamentales de la obra pujolista: la primera piedra de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió con la creación de TV3; la inmersión lingüística en las escuelas para iniciar el enderezamiento de la lengua catalana después del largo invierno franquista; la recuperación de los Mossos d'Esquadra, y la proyección exterior de Catalunya.

Después de su paso por la Generalitat, Prenafeta regresó a la actividad privada, si bien mantuvo su interés por mantener una influencia en la esfera pública. En este sentido, creó el diario El Observador, próximo a CiU, en 1990, que tendría tres años de vida. Una década más tarde, en el 2001, creó la Fundació Catalunya Oberta, think tank orientado a promover el liberalismo, en el sentido de favorecer "los valores de una sociedad abierta, la libertad, la democracia, la democracia y la economía de mercado".