Quedan treinta y dos días para las elecciones generales. Y no pasará una sola de estas jornadas sin que los socialistas sean señalados como sospechosos de acabar pactando con Ciudadanos para seguir gobernando España. En Catalunya ya hay por lo menos tres partidos -ERC, los comunes y JxCat- que han decidido apuntalar la campaña presentándose como la alternativa a esta alianza PSOE-Cs que dan por hecha. La pregunta será una constante. Y aunque les incomode la insistencia, de momento la respuesta de las primeras espadas socialistas no resuelve la incógnita, al contrario. De hecho, hasta que tengan los resultados en la mano no parecen dispuestos a aclararlo, porque no quieren ser esclavos de sus palabras, como le pasó a Rivera cuando decía que no haría a Rajoy presidente.

Los socialistas centrarán su campaña en situar al electorado en la dicotomía de tener que escoger entre un gobierno a la andaluza de derechas y de confrontación (PP, Cs y VOX) o uno de diálogo y progresista, encabezado por Pedro Sánchez. Lo que evitan y evitarán concretar es explicar un gobierno de Sánchez con quién. El argumento que esgrimen es que salen a ganar, que hablarán con todo el mundo, que aspiran a tener tan buenos resultados que no tengan que depender de nadie y que priorizarán alianzas de izquierdas. Pero ni en las mejores encuestas salen los números.

Partiendo de la base que cada vez más hay que cogerlos con pinzas, el último sondeo, que publicó El País este fin de semana, dispara al PSOE a los 122 escaños (46 más que los que tienen ahora) y calculadora en mano, deja sólo dos salidas a Pedro Sánchez: sumar la mayoría absoluta con Ciudadanos o con el famoso "gobierno Frankenstein" de la moción de censura, que agruparía Podemos y los independentistas. La pregunta es: ¿si no se llega a la mayoría absoluta sólo con los de Pablo Iglesias, optarán por el independentismo y sus condiciones o negociarán con Albert Rivera? El único que ha respondido es la mano derecha de Sànchez, José Luís Ábalos: "Cs es preferible a los independentistas". En el PSC rehúyen esta alianza, pero no cierran la puerta del todo. De momento se agarran a que el líder de Ciutadans les ha vetado públicamente, pero con la investidura de Rajoy quedó comprobado que el partido naranja no tiene problemas con desdecirse de según qué promesas.

El actual presidente español ya ha explorado acuerdos a bando y bando. En el año 2015 intentó ser investido después de firmar un acuerdo con Albert Rivera, pero a diferencia de lo que apuntan ahora las encuestas, solos no sumaban lo suficiente. No hace ni un año, el pacto que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa fue en sentido contrario, con Iglesias, ERC, PDeCAT y el PNV. Esta versatilidad de los socialistas a la hora de tejer alianzas es munición para los rivales. Sus antiguos aliados del 155, PP y Cs, les visualizan abrazados al "separatismo". Y Podemos, los comunes y los independentistas prevén que se entregarán a Cs.

El equilibrio de pescar votos de comunes y Cs a la vez

El PSC no gana unas elecciones generales en Catalunya desde hace 11 años. Fue en 2008, cuando con Carme Chacón obtuvieron el mejor resultado de la historia, con 25 diputados. Ahora conservan sólo 7 escaños. Por primera vez, después de esta travesía por el desierto, los socialistas catalanes se ven con opciones de quedar primeros. Así lo perciben también sus adversarios. De aquí que focalicen las críticas en el PSC hasta el punto que ERC ha recuperado un viejo eslogan de campaña de los socialistas catalanes -precisamente el que les llevó a la abrumadora victoria de 2008- para atacarlos. Se trata del famoso "Si tú no vas, ellos vuelven". Los republicanos lo utilizan para advertir de la amenaza de que el PSOE vuelva a entenderse con PP y Cs. Sobra decir que en la nueva sede del PSC están que trinan con Esquerra.

En cualquier caso, la estrategia de la lista que lidera la ministra Meritxell Batet será pescar votos sobre todo de los comunes, que con Xavier Domènech habían ganado las dos últimas elecciones generales en Catalunya. En este sentido, el llamamiento al voto útil será la herramienta más eficaz. Ahora bien, el PSC sabe también que el hecho de que ahora el independentismo no tenga una estrategia definida que haga prever una desconexión inminente de España puede neutralizar el efecto Ciudadanos. Más cuando los de Arrimadas han protagonizado episodios excéntricos en relación al procés. Precisamente si quieren seducir a su electorado no pueden tener un discurso demasiado agresivo con Cs ni dar a entender que no están dispuestos a pactar con ellos. 

Hace años que la fórmula está más que demostrada: sin triunfar en Catalunya, el PSOE no puede vencer en España. La indefinición en los pactos puede ser un arma de doble hilo. El desenlace, dentro de un mes...y dos días.