De querer pactar un referéndum con el Estado para que Catalunya pudiera decidir su futuro, a "no participar ni dar apoyo a ningún tipo de iniciativa que apueste por la independencia" -según quiso dejar claro ayer en Madrid Miquel Iceta- y negar, de lleno, la posibilidad de decidir sobre la soberanía de Catalunya.

Esta es la evolución que el PSC ha ido haciendo a lo largo de los últimos cuatro años, cuando el entonces portavoz de los socialistas en el Parlament Maurici Lucena mostró el apoyo "inequívoco" de su grupo "a un referéndum o consulta que materialice y legitime el derecho de Catalunya a decidir su futuro colectivo".

Lucena hizo estas declaraciones cuando su grupo presentó una enmienda a la propuesta de resolución de aprobación de la declaración de soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Catalunya, pactada por CiU, ERC e ICV-EUiA. Esta enmienda se mostraba favorable al referéndum para que los catalanes pudieran decidir sobre su futuro, aunque ya pedían que fuera pactado en el Estado.

El último recurso

Si antes se planteaban hacer un referéndum por el derecho a decidir, que "respetara todas las opciones en el debate sobre una eventual independencia de Catalunya y su continuidad dentro de España", ahora aseguran que "un referéndum no sirve para resolver un empate", así como que "si la independencia es el último recurso, no puede ser la primera pregunta".

La diferencia entre el 2013 y ahora es que, según las declaraciones del actual líder socialista en Madrid, los socialistas catalanes -de manera similar a los españoles- sólo se plantean la "renovación del pacto constitucional", mientras que antes, a pesar de tener claro que su camino no es la independencia ni la "ilegalidad", se planteaban, en palabras de Lucena, "dejar nítidamente claro que lo que se tiene que discutir única y exclusivamente es el derecho a decidir".

Iceta, por su lado, que todavía confía en una "tercera vía" que incluya "el diálogo, la negociación y el pacto" y que deje de lado el "inmovilismo" y la "ruptura", propone una reforma constitucional que incluya las 4 R: Reconocimiento, Reglas, Recursos y Representación" porque considera que "hay una amplia mayoría de catalanes y españoles que podrían verse bien reconocidos en una nueva Constitución".

La tercera vía

Iceta lo tiene claro. El referéndum que se tiene que celebrar no puede versar, en ningún caso, sobre la posibilidad de que Catalunya se separe de España, sino sobre "la reforma constitucional" o bien "sobre un nuevo Estatut", una negociación que hace más de una década que empezó y que, después de que en el 2010 el Tribunal Constitucional tumbara la propuesta hecha en 2006 por el Parlament, desembocó en la primera manifestación multitudinaria que ya reclamaba el derecho a decidir bajo el lema "Somos una nación, nosotros decidimos".

El entonces president catalán José Montilla y el expresident Pasqual Maragall, los dos del PSC, encabezaban la manifestación acompañadora de los presidentes del Parlament.

Foto: ACN

Y es que el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero metió la pata con Catalunya cuando soltó en 2003: "Daré apoyo a la reforma del Estatut  que apruebe el Parlamento catalán" porque, después de cuatro años de deliberaciones, el alto tribunal optó por tumbar 14 artículos y someter a votación 27 artículos más.