Habían sido años de lejanía y distancia. Incluso se había rumoreado de que se podría decantar más hacia Albert Rivera. Pero la convención estatal del Partido Popular, celebrada este fin de semana en Madrid, ha sido la de la reconciliación de José María Aznar con su partido, ahora en manos de su discípulo Pablo Casado. Y no quiso dejar margen para las interpretaciones: "Los votos que España necesita tienen que ir al PP, y los pido para el PP".

En su intervención de este sábado, el expresidente español bendijo el liderazgo de Casado y dio su visto bueno personal a la estrategia oficialista de llegar a alianzas con Vox. Después de pedir sin ambigüedades el voto por los populares, dejando atrás años de distancia, pidió "abrir todavía más las puertas de esta casa común". El objetivo: "sumar" todas las visiones de la derecha, incluso aquellas que dicen "cosas que no nos gustan".

Si un hecho ha marcado la convención de los populares de este fin de semana ha sido justamente la irrupción de Vox. La cita ha evidenciado las dos almas del PP, la ultra y la moderada, pero también ha servido para validar con un apoyo abrumador la vía andaluza de los primeros. Las voces críticas existen, pero no dan para cuestionar la dirección.

La convención del PP ha evidenciado las dos almas del PP, pero también ha validado abrumadoramente la vía andaluza.

Uno de los más contundentes a la hora de defender esta vía no podía ser otro que el flamante nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, a quien se le ha cedido la tribuna para clausurar la convención junto a Casado. "Con habilidad y audacia conseguimos un gran acuerdo para Andalucía que pronto se podrá proyectar en el resto de comunidades", se ha comprometido.

Una línea dura a la que Pablo Casado también ha recurrido. Se ha metido entre ceja y ceja recuperar, a través de la seducción, a sus exvotantes que se han marchado del partido. Les ha prometido una "España sin cordones sanitarios" y les ha pedido el voto útil "para liberar a España de la amenaza nacionalista y la rendición socialista". A cambio, ha garantizado un 155 "sin límite de tiempo" y expansivo en Catalunya, ilegalizar partidos independentistas, retirarles las subvenciones, regular la inmigración...

Frente a todo eso, voces como las del expresidente Mariano Rajoy han pasado desapercibidas. La organización de la cita tuvo el cuidado de hacerle intervenir el viernes y no hacerle coincidir con Aznar. El dirigente gallego pidió un giro al centro de la formación, y alertó contra "el sectarismo y los planteamientos doctrinarios". Su grito de alerta, como el de otros como el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo, se ha visto superado por las circunstancias.

Voces como las de Rajoy o Feijóo, que reclamaban moderación, han pasado desapercibidas

Ante el apoyo mayoritario a las tesis de Casado, las voces más moderadas han optado por el silencio y por hacer ver que de verdad existe una "unidad" dentro de la formación. Los que alertaban sobre la alianza con Vox ahora se limitan a aplaudir bajito. Y no tienen pensado hacer ningún movimiento: mantendrán el silencio a la espera de lo que pase en las elecciones europeas, municipales y autonómicas del mes de mayo. A diferencia de la izquierda, como se ha visto en el episodio Iglesias-Errejón de esta semana, la derecha prefiere lava los trapos sucios en casa, especialmente en precampaña electoral.

La estrategia Casado

El diagnóstico de la dirección de Pablo Casado es rotundo: desde el 2011, han perdido el 40% de los votos. Para recuperarlo, la estrategia, según estas fuentes, pasará por "respeto al pasado, ambición de futuro" y especialmente "no insultar a los exvotantes" que se han marchado a otras formaciones. El entorno del dirigente popular sostiene que a él "ya no le valen cinco millones de votos", sino que "necesita 10 millones", una cifra aproximada que es la que dio la presidencia tanto a Aznar en 1996 como Rajoy en 2011.

En términos prácticos, según el entorno de Casado, pasará por "volver a "ilusionar" a los votantes recuperando temas en la agenda que habían abandonado, como la lucha contra la inmigración o el aborto, y de los cuals Vox ha hecho bandera. Se trata de vender "el proyecto que hasta ahora no habíamos vendido".

A la clausura de la convención estatal del PP sólo ha asistido Aznar. Rajoy ha preferido quedarse a Santa Pola, alejado de un partido donde no su voz ya no se escucha.