Más que sorprendido, las portadas de hoy te pueden dejar perplejo —en duda, sin saber hacia dónde decantarte, qué pensar o qué partido tomar. Perplexus/a, en latín quiere decir complicado, confuso, y en español ha pasado a referenciar la consecuencia del significado originario. El sujeto de la perplejidad es la elección de tema principal de portada. El debate de ayer en los diarios se produciría entre tres asuntos: el Día de las Mujeres o 8-M; el testimonio del tesorero del PP, Luis Bárcenas, y el suplicatorio sí o no de los eurodiputados Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. Te puedes jugar lo que quieras a que todo el mundo en todos los diarios arrancó la reunión dándole la foto de portada al 8-M. Así ha sido excepto en ABC, que prefiere llevar grande una imagen de Puigdemont en el Parlamento europeo que ya has visto cien veces, en lugar de alguna de las fotos más plásticas y vivas de las protestas del 8-M. Como todos los jueces, desde el Supremo al Constitucional, han dicho que no había mani, ABC ha acatado la sentencia más que nadie, qué se han creído esas feministas, comunistas, bolivarianas.

Por tanto, la elección del titular principal de portada (que es lo que cuenta, que no se engañe nadie con las fotos del 8-M, por más grandes que se vean), la elección queda entre Bárcenas y Puigdemont. Excepto para El País, que titula una cosa confusa sobre un enredo administrativo que afecta a los primeros 11.000 millones en ayudas postpandemia. Es como titular con el empate del equipo local si puedes hacerlo con la derrota por goleada humillante del eterno rival. Claro que el tema es importante, pero darle tanta solemnidad a otra dificultad entre los socios del Gobierno… quizá no hay para tanto.

Gana Puigdemont 4 portadas a 3. ¿Por qué el suplicatorio de los eurodiputados de Junts tiene más tracción que la corrupción del Partido Popular en El Mundo, ABC y La Vanguardia? Aunque el PP ha sido partido de gobierno en España y lo volverá a ser (con perdón). Pues pueden aventurarse unas cuantas razones. Primera, hay más novedad y emoción en el suplicatorio que en otras acusaciones de corrupción del PP, que todo el mundo tiene ya muy asumidas. Bárcenas sólo confirma lo que todos dan por descontado. En cambio, inquieta más la "cuestión catalana", todavía viva y afilada, que suma victorias cada vez que pasa por instituciones y tribunales no españoles.

Segunda, Puigdemont permite indignar a la parroquia española entera. La corrupción del PP no, porque unos lloran y otros ríen. No debería ser así, pero la realidad es la que es. Tercera, este nuevo caso de los catalanes facilita ocultar el juicio sobre la caja B del PP y permite denigrar a Podemos como socio traidor y vendepatrias de los socialistas. Todos estos motivos pueden explicar las portadas de El Mundo y ABC, pero no la de La Vanguardia —que hoy vuelve a coincidir con la derecha impresa madrileña. En este caso, en la elección de portada pesa un factor que ya has visto documentado aquí: la inquina al exiliado Carles Puigdemont y lo que representa, que el diario barcelonés no hace ningún esfuerzo por disimular.

LV

ME

ABC

EPA

EP

EPC

AHORA

LR