Una curiosidad de estos días es que aún no se sabe qué piensa El País sobre los indultos a los presos políticos independentistas. El diario español de referencia —del que más se fían las embajadas influyentes y los corresponsales— es el único de los que aquí se comentan que hasta hoy no ha publicado editorial sobre los indultos. Por el, digamos, lenguaje corporal de las portadas, parece que está cogiendo miedo. Anteayer daba la impresión que salía con empuje a respaldar las intenciones graciosas de Pedro Sánchez. Ayer parecía medio asustado —¿o golpeado?— por el furibundo informe negativo del Tribunal Supremo. Hoy se le ve alarmado con los temblores del PSOE. Son sólo detalles, como el arranque del texto de portada de este viernes, que enumera los obstáculos y la oposición que los indultos tienen que superar, como quien empieza a hacer alguna cosa derrotado, desanimado, abrumado por la magnitud de la tarea. A ver qué dice el editorial, si llega.

Las portadas mantienen los indultos a los presos políticos independentistas como tema de bandera, aunque La Vanguardia, El Punt Avui y El Periódico no abran con el tema. Los diarios dan por hecho que los indultos causarán grave avería al PSOE en las próximas elecciones. Como electoralmente a todo el mundo se lo come la miseria, se acepta la teoría de que una pequeña sacudida de popularidad puede acabar en pérdida del Gobierno. Lo dicen muy convencidos y con mucho aspaviento, algunos de los llamados barones regionales socialistas que, al final del día, acaban siendo los mismos de siempre: los presidentes de Extremadura y Castilla-la Mancha y el líder en Castilla y León. Entre las tres comunidades suman 5,5 millones de personas y son la 15ª, 7ª y 9ª economías españolas, sea dicho sólo para situar rápidamente regiones tan distinguidas y eminentes.

Barones socialistas de todos colores

Los diarios no cuestionan esa narrativa, aunque la evidencia que hay detrás es débil. ¿Algún dato fiable establece el apoyo o la oposición al indulto? De momento, no —salvo un sondeo de La Razón que no vale ni el papel donde se imprimió. Es destacable, pues, que todos los diarios (y los medios en general) den por hecho que la medida es tan impopular. Además, barones regionales socialistas que piensan diferente o lo contrario hay también unos cuantos, como Ximo Puig, del País Valencià; Francina Armengol, de Balears, o Susana Díaz, de Andalucía, comunidades que suman 14,5 millones de personas y son, respectivamente, la 3ª, 4ª y 6ª economías españolas. El drama de todo es, además, que el PSOE tiene más riesgo electoral de perder el gobierno en esas autonomías (de hecho, en Andalucía ya no lo tiene) que en las otras tres.

Hay diarios que hacen titulares más informativos, como El País, Ara o La Vanguardia, que explican hechos que son obvios con un cierto filo. Hablan de inquietud, de tensión, etcétera. Bien. ABC y El Mundo, en cambio, titulan con expresiones más amenazadoras, quizá con afán de meter miedo y asustar. La Razón y ABC destacan la figura de Iván Redondo, director del gabinete de la presidencia del gobierno español, que es el muñeco recurrente al que hacen vudú y con quien quieren hacer rabiar a los barones, condes y marqueses del PSOE haciéndoles ver que los gobierna uno que ni es militante, ni cargo electo ni administra presupuestos públicos ni nada. Es infantil, pero es así —y a veces funciona.

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